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Análisis

El espíritu estadounidense en Super 8

'Simba in NY', del alemán Tobias Sauer, analiza a partir de películas caseras la fascinación mundial por el modo de vida americano

El espíritu estadounidense en Super 8

Aladino se crió entre ladrones, y Mowgli con un oso y una pantera en medio de la selva; Blancanieves y Cenicienta tenían crueles madrastras; Ariel, Bella, Jazmín y la rata de Ratotuille nunca conocieron a su madre; los padres de Elsa y Ana fallecen cuando las dos son niñas, y también muere de forma trágica la madre de Bambi; no sabemos los orígenes de Peter Pan ni de Quasimodo y sí sabemos que Lilo y su hermana crecieron felices pero sin padres... Con todo esto, no es complicado entender por qué al protagonista de Simba in NY, un joven que perdió a su madre de niño y que escribe su tesis sobre la cultura norteamericana, le fascinan tanto las películas de Disney.

La narración de este joven es una de las dos perchas que utiliza el director alemán Tobias Sauer para desarrollar en su mediometraje (proyectado la pasada semana en el festival internacional La Cabina y que compite dentro de la sección Amalgama) un análisis de cómo la cultural y el modo de vida americano sigue fascinando a millones de niños y adultos en todo el mundo hasta el punto de marcar las pautas de la sociedad. La otra percha que utiliza Sauer en su documental son las decenas de grabaciones caseras, la mayoría de ellas de autores desconocidos por ser amateurs, que ha comprado en Internet y que ha montado de forma de que sobre su estudio sociológico no deje de sobrevolar la ironía y el humor.

"Estaba interesado en usar imágenes que no se suelen ver en películas. Las imágenes de gente privada son muy útiles para entender una sociedad -explicaba a Levante-EMV el joven realizador germano-. Muchas de las imágenes las compré en eBay, donde buscaba material de Super8 y 16 mm. Muchas de ellas son filmaciones sin negativos, así que no hay copias de esas películas, lo que hace que sea un material único".

Desfiles, cumpleaños, bodas, programas infantiles de televisión, familias sonrientes, baños veraniegos, el primer corte de pelo... Imágenes de vidas particulares que le sirven a Sauer para hablar de historia, religión, individualismo, libertad, entretenimiento, guerra u opresión, buscando en ocasiones el choque entre lo que cuenta el narrador (que habla de la desobediencia civil) y lo que ve el espectador (un bebé que se niega a comer la papilla). "He intentado elegir imágenes en la manera que tengan que ver con lo que cuento, pero también era importante para mí reflejar humor, porque la película habla sobre muchas cosas serias", explica el director.

Sauer nació en 1991 en la pequeña localidad de Fulda, que hasta un año antes estaba en lo que se conocía como Alemania Occidental. "Allí todo lo norteamericano estaba muy idealizado porque Estados Unidos se presentó como una liberadora después de la Segunda Guerra Mundial -explicaba ayer el director-. Cierto es que en los 60 y 70 hubo movimientos antiamericanos, y en la cultural y las películas había un carácter más alemán que ahora. Pero, por mucho que se criticara y critiquemos aún a los Estados Unidos, no podemos dejar de reconocer la gran influencia que tiene en nuestra cultura y que es imposible escapar de ella. Esa es una de las motivaciones de mi película".

"Por ello, una parte importante de la película está hecha a partir de grabaciones caseras de alemanes vestidos como si fueran americanos", relataba Sauer. Y otra parte analiza a través de una antigua película de marionetas la raíz calvinista de esa glorificación del individualismo que subyace, según el realizador, en tantas películas de Walt Disney y del cine norteamericano en general.

"No soy un experto, básicamente lo que sé lo leí en La ética protestante y el "espíritu" del capitalismo de Max Weber -reconoce Sauer-. Pero es cierto que la cultura americana está también influida mucho por los europeos calvinistas que se instalaron allí, y luego se produce como una vuelta de eso a Europa presentado de otra forma. La película es un reflejo del viaje de ida y vuelta de la cultural calvinista a través de los Estados Unidos".

La conclusión final de Simba en NY podría ser que "es muy difícil escapar de la influencia de la cultura americana, por lo menos en Europa"y que incluso que "Disney podría ser el gran unificador cultural del mundo", acepta Sauer. Aun así, el cineasta subraya también que "la cultura americana no tienen que ser mala de por sí. A mí encantan las películas americanas y su cultura, pero me gustaría que en otros países se copiaran menos y tuvieran su propia voz".

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