Se definió como "hijo del pop" y "nieto del surrealismo", dos corrientes que plasmó en sus obras de manera esponánea e irónica. El artista valenciano Joan Verdú falleció ayer a los 58 años de edad tras no superar la larga enfermedad que le había apartado de la vida pública. El sepelio tendrá lugar hoy a partir de las 12 horas en el Tanatorio de Alzira. Colaborador de Levante-EMV desde hace más de dos décadas, contaba con una columna semanal en el suplemento cultural Posdata llamada 'Versus Omnia'. En ella, hacía crítica de arte, narraba anécdotas y describía algunas de sus rutinas artísticas. Aunque también había espacio para la denuncia. Desde 'Versus Omnia' criticó la gestión de la exdirectora del IVAM Consuelo Císcar, a la que censuraba por dirigir el museo "de manera despótica". El valenciano dejó de escribir su columna hace un año por causas personales.

Verdú nació en Alzira en 1959, pero vivía desde hace años en Alginet, donde tenía su estudio, en el que solía recibir a amigos como al galerista Tomás March, que "apadrinó" su obra. "Era un artista muy especial, no se asociaba en firme a ninguna corriente artística, sino que creó su propio lenguaje", explica March. Verdú expresaba su lenguaje simbólico mediante dibujo, pintura, texto, fotografía, carteles y video. El humor era una de las claves de sus obras.

Dedicó obras al Bibendum

Fue uno de los pocos artistas que expuso dos veces en el Club Diario Levante, una de ellas para proyectar el cortometraje Verdú vs. Bibendum, dirigido por Juan de San Román, que ponía el foco sobre el muñeco Michelín. Verdú se "apropió" de este icono -mascota de la marca de neumáticos- a raíz del centenario de su creación en 1998. El corto documental fue financiado por la propia empresa Michelín.

Verdú acostumbraba a mezclar en sus obras temas dispares, como el poder, la muerte o el psicoanálisis. Todo con una clara influencia pop, y con un lenguaje encriptado. Para March, «Verdú nunca dejó de ser del todo reconocido en València», a causa de su aversión hacia el poder. "Era muy irónico y mordaz. Muchos intentaron cortarle las alas, pero no lo consiguieron. Defendía su obra a capa y espada", asegura el antiguo galerista.

Juan Lagardera, coordinador del suplemento Posdata, lo define como un artista "polifacético", "todo un personaje", cercano, según Lagardera, a la patafísica, corriente cultural relacionada con el surrealismo. Tal y como cuenta el editor, Verdú estaba preparando un libro durante el último año.