La leyenda negra de Felipe II toma el Palau de les Arts, teatro que el sábado estrenará Don Carlo, ópera de Giuseppe Verdi, basada en el Dom Karlos, Infant von Spanien, de Friedrich Schiller.

Se trata de la segunda ocasión que Les Arts programa esta ópera sobre la rivalidad entre Felipe II (hijo de Carlos I de España y V de Alemania) y su primogénito Carlos por el amor Isabel de Valois.

Este título supone el comienzo de la temporada de abono del coliseo y el décimo papel (el octavo como barítono) del maestro Plácido Domingo en València, y que en esta ocasión interpretará a Rodrigo, marqués de Posa, papel que debutó en la Ópera de Viena el pasado mes de junio, en el 50 aniversario de su primer Don Carlo en ese mismo teatro.

Para Domingo, esta producción es «muy intensa» y cuenta con un «dramatismo tremendo», en la que «no hay que juzgar si es la historia verdadera o no». «La ópera es una fantasía» y «lo que importa es que tiene dramatismo y sorpresas al final», dijo el veterano cantante lírico. Domingo destacó además que el director artístico e intendente de Les Arts, Davide Livermore, hace «milagros porque producciones de esta envergadura no se hacen por los presupuestos que hay». El reconocido tenor y barítono abundó al respecto y destacó el trabajo de los dos «pilares» de «un teatro de calidad»: la Orquestra de la Comunitat Valenciana y el Cor de la Generalitat.

Domingo estuvo acompañado ayer durante la presentación de la ópera por el propio Livermore, el director musical de la obra, Ramón Tebar, y el responsable de la escena, Marco Arturo Marelli.

Sobre su relación con el coliseo valenciano, Domingo avanzó que ya tienen «planes de futuro» y que por ambas partes estudian la manera en la que pueda estar en València el próximo año, y si tiene buena salud -«mientras el cuerpo aguante», dijo entre risas- estará encantado de seguir trabajando en esta ciudad, a la que seguirá viniendo mientras exista el Centre de Perfeccionament que lleva su nombre.

Pasión y obediencia en Verdi

Domingo no quiso dejar escapar la ocasión para mostrar su satisfacción por trabajar con el valenciano Ramón Tebar, responsable musical de este Don Carlo, director principal invitado de Les Arts y nuevo director titular de la Orquesta de València. Tebar (primer valenciano que inaugura temporada en la historia de Les Arts) señaló, por su parte, que lo que le «fascina» de Verdi es que «con pocas notas diga tanto; no hay ni una nota de más ni una de menos», «llega directamente al espectador» dijo. Aunque «las veracidades históricas falten, musicalmente no falta nada, el drama está ahí», pues Verdi, en opinión del director, «refleja la atmósfera de un tiempo histórico solo con la música». «Mezcla querer y pasión con la obediencia y el honor», matizó. Este es el cuarto Verdi que dirige Tebar en Les Arts, tras su debut con Nabucco en 2015, al que le han seguido Aida (2016) y La Traviata (2017).

Por su parte, el director de escena, Marco Arturo Marelli, incidió en la cantidad de cambios de escena en el montaje y apuntó a que «todo está escrito en la música». No obstante, el regista suizo avanzó que su concepción escénica busca dar correspondencia al paisaje musical en forma de réquiem, así como a la opresión de los personajes por las situaciones sociales y religiosas. «En Don Carlo hay un juego importante de colores, como los plateados, un colo sombrío y oscuro».

Junto a Domingo estarán Andrea Carè (Don Carlo), María José Siri y María Katzarava (Isabel de Valois), Alexánder Vinogradov (Felipe II), Violeta Urmana (Éboli) o Marco Spotti (El gran inquisidor), Verdi aceptó, en 1867, el encargo de la Ópera de París para componer y estrenar un título novedoso. La celebración de la Exposición Universal sería el evento en el que presentaría su obra número 25, Don Carlo, su segunda incursión en la Grand Opera francesa en cinco actos y con ballet. Escrita sobre un libreto de François-Joseph Méry y Camille Du Locle, la revisión, habitual hoy día y que verá el público de Les Arts, consta de cuatro actos sin ballet con texto en lengua italiana, limpia de todo elemento ajeno al drama de Schiller.

Reflexión sobre el Estado

Don Carlo es una reflexión sobre el Estado en el liberalismo romántico que aprovecha el Verdi más político para cuestionar el derecho del gobernante sobre el pueblo (Felipe II y la monarquía absoluta), la religión y el hombre (la Inquisición) y la incomprensión entre generaciones (Felipe II y el infante Carlos de Austria), el trauma paterno filial, paradigma aquí del viejo absolutismo y las nuevas repúblicas y monarquías parlamentarias.