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Entrevista

Ruibal: "El único estímulo en la música es mantener la calidad y coherencia"

«Si entre versos lanzas una reclamación, que no sea un panfleto»

Ruibal: "El único estímulo en la música es mantener la calidad y coherencia"

P Ha recibido el último Premio Nacional de las Músicas Actuales, con el que se le reconoce una trayectoria de más de tres décadas. ¿No es fácil sobrevivir al oficio en España, cuando en su caso, es casi una carrera de fondo, que no aspira a premio alguno?

RClaro, lo que empieza siendo un capricho casi desde chiquillo o adolescente, después se convierte en una profesión, y luego con la ayuda de varios factores, la imaginación, inspiración y el azar, la suerte de poder continuar, pues hace que cuando te das cuenta han pasado 35 años. Lo importante es sentir que uno tiene cosas que decir, que no está repitiendo ni copiándose a si mismo, levanta una insignia, una llamada de un modo de hacer música que creo que se ha trabajado más en la libertad y en la heterodoxia que en cualquier otro estímulo diferente.

P Un artista de riesgo con voluntad fronteriza. En su caso, ese riesgo está en el afán de superarse, de rehuir del camino fácil.

RTal cual. Marcar tu propio camino y tu único estímulo es mantener el nivel de calidad de lo que entregas, y coherencia, y sobre todo no perder la referencia fundamental: lo que se pretende con la música es la búsqueda de una emoción compartida. Entonces ya no cabe hacer juguetitos musicales sino hacer actos de sinceridad, entregar una parte de lo pones en las canciones, para ti y para los demás, y eso es lo que nos hace caminar juntos. La dificultad es algo bastante relativo. Yo no he pasado dificultades, sino digamos lagunas de inspiración. Reitero que esto es un acto de sinceridad y lealtad con la música, y si cumples con ambas expectativas, y encima te dedicas a hacer lo que gusta, y si encima el destino te lo concede y el público te acompaña. ¿Qué más quieres? Pero en la música, como se ha convertido en un mercado bastante lucrativo, hay siempre otras formas, pero no es mi caso. Ni he querido, ni me han propuesto que me enloquezca y empiece a hacer cualquier cosa con tal de llegar más arriba.

P Su música precisa de atención y de ese acercamiento con el público.

REsto es un ejercicio de vinculación emocional entre el público y yo. Y en mis canciones hay estribillos pegadizos. No es que mi música sea rara o extraña, lo que ocurre es que cuando alrededor hay una ceremonia de ruido mediático de músicas digamos intencionadamente párvulas, la mínima sofisticación de pronto es considerada una rareza. El caldo de cultivo en el que estamos quiere que sea sopa de sobre, no quiere que sea una sopa cocinada desde media mañana, para que cuando nos sentamos todos a la mesa aquello sea una ricura; es engullir para salir corriendo.

P «Ruibal, por libre» sitúa al personaje con un acertado título, y viene a ser un retrato que le brindan músicos, amigos, compañeros de viaje. ¿Contento con el resultado?

RAhí están todos los que creen en mi trabajo y que hemos caminado juntos durante años. Entonces el resultado del documental era previsible. Creo que cuando lo veo y miro todo el trayecto recorrido hay una complicidad emotiva más que otra cosa. Es lo mismo que ocurre con el público.

P Es parte de una generación de músicos y poetas que no se volverá a repetir. ¿Se echa en falta entre los jóvenes, los protagonistas de la canción de autor, cierto compromiso con este tiempo?

RCon la música todo el mundo intenta hacerlo lo mejor posible. Toda la generación de nuevos cantautores tienen la suerte, en cierta medida, la oportunidad que no tuvimos nosotros, que nos criamos en la calle. Ellos han podido tener profesores, a gente que les ha orientado. El compromiso es más una cuestión que está relacionada con la educación que uno ha recibido y con la experiencia. Nosotros pasamos por un tiempo en el que todo era escaso y lo más bello y excitante era prohibido, y evidentemente teníamos que reinventar nuestra parcela de libertad y emociones propias. Y estas criaturas han nacido en un estado de ánimo mucho más complaciente y sosegado, y entonces los resultados son diferentes. Conozco a muchos de ellos y sé que son personas comprometidas en lo social y todo eso, pero igual no cargan las tintas en sus canciones. Yo tampoco lo hago, y si lo hago es entre líneas, pero cada uno es hijo de una época y lo que presenta y propone siempre está relacionado con la experiencia vivida.

P La actualidad política y social de España en los últimos tiempos da pie a componer un puñado de canciones.

RAhora sí, la cosa se ha ensombrecido. Creíamos que estábamos en una etapa de respeto a los derechos humanos, laborales, a la sanidad y a la educación, todo eso, y la cosa se ha puesto siniestra, pero también creo que, aunque esto esté latente las canciones, siempre deben de ser piezas artísticas. Si de pronto, entre versos, lanzas una reclamación, que no se convierta en un panfleto, sino que siga siendo arte.

P Su último disco 35º aniversario (2016) es otro homenaje coral fruto de cuatro días de conciertos con «amigos queridos, hermosas personas que la música y la vida me han ido regalando desde que empecé a componer y cantar», según sus palabras. Y la última grabación de estudio es «Quédate conmigo» (2013). ¿Cuál va a ser el paso discográfico siguiente de Javier Ruibal?

REstoy entrando al estudio, poniendo estructuras, bases de guitarra y de voz, tengo cosas que rematar, pero va encaminado. En el disco nunca sabe uno definir lo que hay. Dentro de mi propuesta, -que es heterodoxa en el sonido, en la evocación de músicas de muchos lugares del mundo, con ese tinte flamenco que tira de todo lo demás, porque soy andaluz y gaditano- hay canciones variadas, algunas optimistas y otras que tienen pesimismo por toda la amenaza que está sufriendo el planeta, a nosotros como especie, pero es que somos nosotros lo que nos lo estamos cargando.

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