Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Vetusta Morla: "Nuestro éxito es una lotería del universo"

El grupo español vuelve con su cuarto disco, «Mismo sitio, distinto lugar»

Vetusta Morla: "Nuestro éxito es una lotería del universo"

¿Con la canción «Te lo digo a ti» buscabais reflejar esa salida de vuestra zona de confort?

Sí, la elegimos como canción de adelanto porque representa la parte más extrema del disco. Queríamos que a la hora de delimitar el terreno de juego estuviese en ese punto de cambio, de transformación. Si hubiésemos utilizado alguna otra canción, como «Un segundo adelante» o «Deséame suerte», con más puntos de conexión con lo que solíamos hacer, temíamos que se entendiera como un cambio tibio, cuando al final es un cambio potente, no ya en el resultado, sino en nuestra mentalidad. Por eso elegimos la canción que entendíamos que estaba en el extremo del espectro. Como un puñetazo en la mesa, por decirlo así.

¿Os influyó haber grabado el disco en los míticos estudios Hansa de Berlín, donde antes grabaron David Bowie, Iggy Pop y U2, entre otros?

El estudio ha sido un miembro más de la banda. No llevamos las cosas cerradas del todo de manera premeditada. Antes llevábamos todo muy preparado y el estudio era como una suerte de cámara fotográfica que retrataba en el momento en el que nosotros estábamos tocando. Ahora el estudio no es una cámara fotográfica, o al menos es una cámara que tiene muchos filtros y objetivos diferentes y que hace que la captación de esa realidad se aparte de la propia realidad. Todo lo que ha ocurrido en ese estudio ha sido un alimento emocional y espiritual. Curiosamente han grabado allí artistas que admiramos y que han ido en un estado muy parecido al nuestro, con la necesidad de redefinir su identidad. Le pasó a Bowie con la trilogía berlinesa y a U2 cuando fue a hacer el Achtung Baby (1991). Flota en el ambiente esa historia que nosotros hemos ido a continuar. Verte como parte de ese hilo narrativo de la historia es muy emocionante. Hay un momento que lo define perfectamente, cuando estábamos grabando la canción «La vieja escuela». Habla de la pérdida de referentes musicales, y de que cuando muere alguien como Bowie, Lou Reed, Leonard Cohen o Prince, lo sientes casi como la muerte de un familiar. Estábamos grabando esa canción en un lugar donde han estado. Y, para remate del tomate, Álvaro [Baglietto] tocó un sintetizador, llamado Arp Solina, que fue utilizado por el propio Bowie en la grabación de «Heroes».

¿Es este álbum hijo de su tiempo como lo fue «La deriva»? Títulos como «El discurso del rey» y «Guerra Civil» parecen referencias al tenso momento político actual...

Las canciones que parecen conectadas con los acontecimientos actuales no han sido premeditadas ni hablan necesariamente de eso. El primer impulso es decirte que no tienen nada que ver, pero si luego lo piensas un poco, estamos hablando de ciertos procesos de transformación que no solo nos pasan a nivel individual y como banda, sino también a nivel social. Esa pérdida de referentes, esa necesidad de superar ciertas limitaciones y esa fricción que hay en estos momentos, esa agresividad... Eso que estábamos contando desde un punto de vista individual y grupal estaba ocurriendo ahí fuera, en la sociedad. Pensábamos que habíamos hecho el disco más introspectivo, todo lo contrario a La deriva, que tiene alguna canción que roza el comentario social, pero la sorpresa positiva es que también está conectado con la actualidad.

En «Consejo de sabios» dice la letra: «Caerán los imperios, caerán los estadios...». Parece como si hubierais puesto «caerán los estados» y lo hubierais cambiado al final...

Es curioso cómo algo que no quiere decir eso refleja lo que está pasando. Se trata de que se caiga lo que consideramos lo más sagrado o lo más grande para poder evolucionar: «Caerán los imperios, caerán los estadios, pero antes tendrán que caer nuestros santos». Está hablando de una cuestión personal, pero esa emoción se puede reflejar en lo que está pasando. Creo que es el mejor piropo que se le puede echar a una canción, que retrate un proceso emocional que se puede aplicar a muchas situaciones.

Vuestro estatus se ha consolidado como el de una banda que aspira a colgar el cartel de «no hay entradas» en pabellones para 10.000 o 15.000 espectadores. ¿Hubierais asimilado peor todo este éxito si, en lugar de haber tardado una década en publicar vuestro primer álbum y lograr cierto reconocimiento, hubierais triunfado al año de haber empezado?

Totalmente. Siempre doy muchas gracias a la fortuna de que los acontecimientos se hayan desarrollado así. Antes decías, «bah, diez años intentando ganarte la vida con la música y no hay manera, qué mala suerte...» Y ahora resulta que era buena suerte. El haber estado diez años construyendo nuestro universo nos ha permitido tener una libertad total a la hora de seguir construyéndolo, porque no lo hizo nadie más, ninguna campaña de promoción ni ningún éxito súbito. Nadie lo esperaba ni lo demandaba. Nadie lo quería. Nosotros lo construimos y lo seguimos construyendo, porque Mismo sitio, distinto lugar amplía las fronteras del reino. Hemos llevado la muralla del castillo un poco más allá. Hace poco lo comentábamos: que nuestro éxito es un feliz accidente o una lotería del universo, y el hecho de que estemos aquí haciendo música te permite tener un refugio al que volver.

Compartir el artículo

stats