El inicio de la aventura asiática de Juan Ripollés coincide, al menos en el tiempo, con la polémica de la escultura del Aeropuerto de Castelló. Precisamente, la inauguración de aquella figura de 20 metros y un elevado sobrecoste -a la que ni tan siquiera acudió el impulsor del aeropuerto, el expresidente de la diputación castellonense Carlos Fabra-, pilló al escultor en China, donde inauguraba la primera de sus varias exposiciones que ya ha realizado en el sudeste asiático desde entonces. «En Shanghai o Pekín, con millones de habitantes, la gente me reconoce por la calle y me saluda», aseguraba el artista en un documental emitido por una televisión china el pasado año.