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Espectáculo

Bailar en París

El artista alicantino Álvaro Medrano triunfa en el Palacio de Congresos de la capital francesa con The Illusionists

Bailar en París

«The Illusionists» acumula millones de espectadores en medio mundo y ahora, en su gira por Europa, continúa en su creciente éxito de crítica y público. De hecho, en el Palacio de Congresos de París, más de 2.500 personas se quedan asombradas en cada nueva sesión entre hechizos y trucos, estética y baile, ante un equipo internacional en el que forma parte el bailarín de Villena, Álvaro Medrano.

«Cuando sales al escenario y ves toda esa gente, todo lleno en taquilla, es increíble. Estamos muy contentos», indica Medrano, un experimentado bailarín que ha trabajado en el parque temático de Ferrari en Abu Dhabi o el prestigioso Chamäleon Theater de Berlín.

«Creo que la buena acogida de The Illusionists es porque cada ilusionista tiene un poder y un estilo diferente, y eso hace que los niños, pero también los padres, se queden embobados. Nos hacemos preguntas con ellos y, además, es impresionante ver juntos a los mejores magos», agrega Medrano respecto a este proyecto internacional que próximamente le llevará a Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Hungría en 2018 compartiendo escenario con algunos de los ilusionistas más importantes como Luis de Matos, James More, Yu Ho-Jin, Gaetan Bloom o Andrew Basso, entre otros.

Medrano, que también ha colaborado con el Circo del Sol, destaca igualmente la necesidad de «actualizarse» en este tipo de actuaciones ya que se someten a «constantes cambios» y renovación, lo que origina un importante estrés entre los artistas. «Los ilusionistas cambian mucho, bien porque no están contentos porque los trucos quedan largos, porque no tienen buena luz o lo que sea. Les gusta cambiarlo y eso afecta a todo. Cambiamos y, en cuestión de días, hay que trabajarlo con largos ensayos. A nivel acrobático sí es cierto que no es tan complicado, pero sí por el estrés mental, por la responsabilidad del acto, para que todo salga siempre bien delante de tanta gente. Cuando el mago está haciendo su función tenemos que estar muy concentrados para que todo salga bien», afirma.

Álvaro Medrano vio un día por televisión, en «Crónicas marcianas», el baile de un conocido grupo en España. A partir de ahí surgió una obsesión, un intento por alcanzar un sueño, la necesidad constante por mejorar y aprender algo nuevo cada día. Empezó entonces en su ciudad natal, Villena, pasó por Elda, y de ahí a Madrid, Barcelona y las principales capitales del mundo (Los Ángeles, Bruselas, Ámsterdam...).

«Invertía el dinero que ganaba en nuevas competiciones. Ver, escuchar y hablar, hasta el punto que un día te enfrentas en una ´batalla´ a los que eran mis ídolos y puedes ganar», indica Medrano, quien sigue apasionado por su oficio como el primer día, al tiempo que elabora y teje futuros montajes escénicos de producción propia, mientras va a un país y otro con sus saltos y acrobacias que impresionan e impactan. Nuevos retos en los que, además, también están el cine y la televisión.

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