Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Carlos Pérez de Ziriza: "Nuestras bandas son rehenes de su poca repercusión fuera de aquí"

«En 2018 el ´indie´ se ha quedado reducido a reclamo comercial para promocionar festivales»

Carlos Pérez de Ziriza: "Nuestras bandas son rehenes de su poca repercusión fuera de aquí"

P En la introducción de su guía sobre el «indie» dice que el «indie» no es un género...

R No se puede decir que hoy en día el indie obedezca a un sonido o a una estética determinada, pero en los años 80 sí hubo momentos puntuales que correspondía a una señas comunes. El concepto de indie ha ido cambiando con el tiempo, hasta el punto de que la propia palabra se ha visto desprovista del significado que tenía hace 30 años.

P ¿Y qué es el indie en 2018?

R Se ha quedado reducido a reclamo comercial para promocionar grandes festivales. Las bandas que los grandes medios consideran indies ni a nivel estético ni logístico tienen mucho que ver con lo que era hace 30 años. El indie, tal como lo entendemos los que tenemos ya cierta edad, lo representan propuestas mucho más minoritarias que Vetusta Morla o Lori Meyers.

P Ahora muchos grupos se autoproducen y autodistribuyen, como hacían los «indies» pioneros, gracias a las nuevas tecnologías. ¿Volvemos a las esencias?

R Las nuevas tecnologías han facilitado que cada uno se grabe y distribuya por todo el mundo, pero tiene la contrapartida de que ha de competir con muchos estímulos similares. En cuanto al rock de guitarras, posiblemente esté llegando a un agotamiento de su propio lenguaje y es complicado saber por que derroteros irá en el futuro.

P Ahora hay muchas grandes sellos que presumen de publicar a grupos «indies».

R Su interés en la música alternativa siempre ha sido coyuntural. Ya pasó en España en los tiempos de la nueva ola o movida. Sellos como Hispavox apostaron por fichar a grupos emergentes pero luego perdieron el interés porque no generaban el rédito que esperaban. Ahora editan a grupos que podríamos llamar independientes, pero van a tiro hecho. Son grupos con ya un público consolidado, o que meten a 20.000 personas en un festival. No corren mucho riesgo.

P ¿Por qué el público más joven tiene menos interés hacia obras de cultura musical como la suya?

R Se informan por cauces distintos. Están más en el boca oreja, o las redes sociales. Por eso también ven el rock de guitarras como algo antiguo. Quizá también falta un gusto por la historia, porque esos clásicos no dejan de ser historia. Siempre habrá gente joven que sepa quienes fueron los Beatles o El Niño Gusano, pero no dejará de ser una minoría.

P ¿Le entristece ver en los conciertos sólo a gente de su edad?

R Me crea desasosiego, porque aunque ahora haya un público más o menos asegurado, uno se pregunta qué va a ocurrir dentro de 15 o 20 años. Creo que el gran reto del periodista musical, pero también del músico, es intentar reciclarse para llegar a ese público joven al que no estamos llegando.

P En las fichas del libro sólo incluye la de dos grupos valencianos: La Habitación Roja (LHR) y Polar. ¿No son mucho, no?

R En la selección de grupos he combinado dos factores: el que hayan sido bandas influyentes o que hayan tenido una repercusión comercial importante, aunque su aporte creativo haya sido escaso, como The Killers o Muse. Si hablamos de bandas valencianas, somos rehenes de la escasa repercusión que ha tenido el rock valenciano fuera de aquí en los últimos 25 años. Es una de las asignaturas pendientes que tenemos en València. La única banda que ha podido sortear esa especie de barrera invisible es LHR. Polar, no han sido tan populares pero han representado como ninguna otra banda en España la escuela del «slow-core».

P ¿Y por qué suspendemos en esa asignatura?

R Hay otras ciudades que han conseguido asociar su nombre a un sonido determinado, como Gijón, San Sebastián o Granada. València no lo ha conseguido nunca, ni siquiera en los 80 cuando se asociaba a un tipo de bandas de techno pop más o menos frívolo o en los 90, no por perjuicios hacia València sino porque la propia diversidad de géneros o intereses impedía que se le pudiera aportar una etiqueta identificable. Si Tortel o Gener, que hacen en el fondo una música muy mediterránea, dejasen una estela que siguiesen otros grupos, quizá podríamos hablar de una escena más exportable.

Compartir el artículo

stats