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La soledad tras la máscara

Kulunka Teatro estrena en La Rambleta «Solitudes», una obra sobre el aislamiento de los mayores y la falta de comunicación familiar

La soledad tras la máscara

Solo tres actores -Edu Cárcamo, Garbiñe Insausti y José Dault- suben al escenario de La Rambleta para convertirse el próximo sábado y domingo en 17 personajes diferentes en «Solitudes», la última producción de Kulunka Teatro.

Los tres se enmascaran -literalmente- para poner sobre las tablas los sentimiento más mundanos y que arañan el drama sobre la falta de comunicación familiar y la soledad del anciano de clan.

Este es el segundo montaje de Kulunka tras André y Dorine (también con máscaras) y bajo la dirección de Iñaki Rikarte. En esta ocasión, el protagonista se siente incomprendido porque, «como casi todos los ancianos para los que su vida es prácticamente una espera, ya sólo desea cosas sencillas», explican desde la compañía. Cosas tan simples, que los demás no llegan a valorar su verdadera importancia. «Lo extraordinario de esta historia es que el anciano -contra lo que podría esperarse de alguien con una vida ya casi sin alicientes- no se resigna, no renuncia a sus pequeños deseos y pelea por ellos con determinación y dignidad. Esto, claro, tendrá sus consecuencias para él mismo y para quienes le rodean».

Según señala a Levante-EMV Jose Dault, «esta obra es muy especial, es una montaña rusa de emociones y risas; alterna la risa y el llanto. Es la historia de una familia que atiende al abuelo que acaba de enviudar pero no lo acompaña».

Y aunque su primera obra también transita sobre la tercera edad, Dault asegura que «no existe un mensaje deliberado» pese a que sí resalta que «vivimos en un mundo tiranizado por la juventud; los grandes deseos parecen ser solo para la gente joven», reflexiona el actor. Apunta, además, que «la historia es muy cercana a la realidad, le puede ocurrir a cualquiera», de ahí que el espectador pueda sentirse identificado con lo que ocurre en el escenario.

Para Dault, «Solitudes» transita sobre «un ritmo frenético», que busca «emocionar al público para que sienta la obra». Pese al empleo de las máscaras, «que al principio sorprende», el espectador «reconoce la acciones cotidianas», señala el intérprete.

El actor destaca además el papel fundamental que tiene la música -firmada por Luis Miguel Cobo- en esta obra. «Es un personaje más», que se fusiona con un espacio sonoro y que convierte a «Solitudes» en su espectáculo más ambicioso.

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