¿Qué busca una violinista del siglo XXI como Leticia Moreno en las partituras de un bandeononista argentino del siglo XX -seguramente, el más grande-, como fue Astor Pantaleón Piazzola? ¿Por qué traducir al violín las notas que se escribieron para sonar en un instrumento extraño a otras músicas que no sean las nacidas en el Río de la Plata? La respuesta la podrán buscar, y quizá encontrar, los oyentes valencianos que acudan esta tarde a las 19.30 horas al Palau de la Música para escuchar a Moreno presentando «Piazzola», su tercer disco para Deutsche Grammophon. De hecho, es única violinista española que graba con el prestigioso sello alemán.

Madrileña de nacimiento pero afincada en València desde hace un año, con este disco -que recorrerá salas de concierto de Europa, Estados Unidos y Asia- Leticia Moreno ha querido rendir homenaje al compositor argentino cuando se cumplen 25 años de su muerte.

Los tangos de Piazzola seleccionados por la violinista madrileña - van desde «Adiós, Nonino», compuesto por el argentino en 1959 en homenaje a la muerte de su padre, hasta «Oblivion» (utilizada por el director Marco Bellocchio en el filme Enrique IV, el rey loco» y «Le Grand Tango», en el que se nota la influencia que el maestro Mstislav Rostropovich dejó en la que fue su discípula durante una década.

También se encuentran composiciones emblemáticas como «Milonga del Ángel» y «Muerte del Ángel», el «Concierto para quinteto» con que Piazzolla homenajea a sus músicos más apreciados; y finalmente «Las estaciones porteñas», creadas entre 1965 y 1970 y convertidas a posteriori en una suite para quinteto de violín, piano, guitarra eléctrica, contrabajo y bandoneón.

«Piazzola» confirma el rumbo hacia sendas más allá de los repertorios clásicos que desde hace un tiempo transita esta violinista que a los 6 años ya tenía claro que esta iba a ser su vida, y que cinco años después (a la edad de 11) cumplió su sueño al ser aceptada en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid. Leticia Moreno (Madrid, 1985) ya es considerada una de las violinistas españolas con más proyección fuera de nuestras fronteras. Ha sido galardonada con el Premio de la Fundación Princesa de Girona -la versión «joven» del Príncipe de Asturias de las Artes- y ha actuado con las principales orquestas de todo el mundo.Vive en València desde hace pocos meses, y hoy acudirá al Palau de la Música para encabezar un programa íntegramente ruso bajo la batuta de Yuri Temirkànov junto a la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo.

Aunque su presencia de hoy en el Palau de la Música tendrá aire porteño, la carrera de Moreno ha estado siempre muy vinculada a los sonidos rusos, gracias la instrucción de Rostropóvich, a quien precisamente conoció en València, según señalaba en una entrevista a Levante-EMV hace menos de un año. «El hecho de haber sido instruida por Mstislav Rostropóvich, y dirigida por maestros rusos me ha hecho sentir un vínculo bastante profundo con la música rusa», explicaba. «La considero mi lengua materna musical. La música eslava es romántica, idealista, expresiva... En ella los sentimientos se llevan al extremo. Además, está muy ligada a la literatura, la pintura o al folclore. Fue una suerte contar con las enseñanzas de Rostropóvich durante sus últimos años de vida».