Con su funky amable y resultón, Bruno Mars barrió a los «favoritos» Kendric Lamar y Jay-Z y se llevó a casa los Grammy al mejor álbum, a la mejor grabación y a la mejor canción del año («That's What I Like», que derrotó al éxito de Luis Fonsi «Despacito»).

El autor «The 24K Magic», el mejor álbum del año para estos premios, se impuso en las seis nominaciones a las que aspiraba, mientras que Lamar logró cinco reconocimientos y Jay-Z, el artista con más nominaciones a los Grammy de 2018, se fue de vacío del Madison Square Garden, confirmando el poco aprecio que los premios musicales por excelencia le tienen al hip-hop, pese a ser el género musical más popular en los Estados Unidos. Sólo dos discos de «hip-hop» han ganado un grammy al mejor álbum en su historia.

Mars recordó la primera vez que actuó cuando era niño para unos turistas en Hawái. «Lo recuerdo como si fuese hoy, gente que no se conocía, de lados opuestos del planeta, bailando unos con otros, celebrando juntos», dijo. «Lo único que quería hacer con este álbum era eso».

Mars, un hawaiano de 32 años, puso fin al sueño de su colega Luis Fonsi de convertir «Despacito» en la primera canción en español en conquistar los premios de mejor canción y/o mejor grabación.

«¡Una pena el robo a @LuisFonsi y @Daddy_Yankee, que definitivamente merecían un Grammy a la mejor grabación del año por #Despacito!», tuiteó el senador demócrata Bob Menéndez.

Con el Grammy por «24K Magic», su tercer álbum, Mars dejó atrás también a tres nominados del hip hop, entre ellos «4:44» de Jay-Z, que pese a tener ocho nominaciones se fue a casa con las manos vacías, y a «DAMN»de Kendrick Lamar, que conquistó cinco galardones, incluido mejor álbum de rap y mejor canción de rap por «Humble».

En las categorías latinas más populares, la colombiana Shakira ganó el Grammy al mejor álbum de pop latino por «El Dorado», el puertorriqueño Residente el premio al mejor álbum de rock, urbano o alternativo latino por el disco que lleva su nombre y la leyenda panameña Rubén Blades el galardón al mejor álbum tropical latino por «Salsa Big Band».

Alessia Cara, que empezó haciendo videos virales de YouTube en su dormitorio y se transformó en una cantante pop con conciencia social, se impuso como artista revelación. La canadiense de 21 años ganó en una categoría que incluía al joven cantante Khalid, con quien colaboró en la canción sobre la línea telefónica de prevención del suicidio «1-800-273-8255».

La ceremonia, celebrada en el Madison Square Garden de Nueva York para marcar la 60ª edición de los premios, puso fin a la apatía de la industria de la música frente al movimiento #Time's Up con una poderosa actuación de Kesha y fuertes discursos de Janelle Monae y el rapero Logic. «A todos los que se atreven a tratar de silenciarnos, les ofrecemos dos palabras: Time's Up. Se terminó la desigualdad de salario, la discriminación, el acoso bajo todas sus formas y los abusos de poder», dijo Monae al presentar a Kesha, que lucha hace años en los tribunales contra su exproductor, Dr. Luke, a quien acusa de violación.

Vestida con un traje blanco, así como Cyndi Lauper, Camila Cabello y varias otras que la acompañaban, Kesha hizo una sentida interpretación de su canción «Praying» que terminó en lágrimas y en un enorme abrazo de todas las cantantes.

Lo lamentable del caso, es que de las 86 categorías, solo 17 se entregaron a las mujeres, o bandas con fachada femenina.