Primero fue la recuperación de los cines -Albatros y Aragó Cinema- y ahora le toca el turno a las salas de música. Después de que sus antiguos gestores decidieran bajar la persiana el pasado año tras 22 años de trayectoria, un grupo de ocho músicos y profesionales valencianos con una consolidada trayectoria ha decidido reabrir la emblemática Sala Matisse para convertirla en un pianobar y en una sala de conciertos que incluya jazz, música de cámara, funky o swing. «Llevábamos muchos años pensando en el proyecto hasta que nos hemos lanzado a por la Matisse. Queremos darle salida a la cultura fuera de los grandes circuitos de música», asegura José Ramón Martín, uno de los gestores de la nueva Matisse, y muy conocido entre los músicos de la ciudad, ya que fue repertorista en el Palau de les Arts. Incluso dirigió una ópera en 2016 en el coliseo, Idomeneo, de Mozart.

Aunque el currículum de los gestores no se queda ahí: David Morales es organista en la Iglesia del Patriarca de València; Juan y Elena Pechuán son solistas de oboe y fagot -respectivamente- en orquestas de Alemania; Adrià Gràcia es clavecinista de Fabio Biondi; y Iñaki Muñoz fue director de la Escolanía del Valle de los Caídos. Ellos, junto a Esther Ferrer y Javier Muñoz, son la dirección de la nueva etapa de la Sala Matisse. La apertura tuvo lugar el pasado jueves de mano de reputados músicos valencianos como Perico Sambeat o el pianista Albert Sanz que dedicó unas emotivas palabras al público, ya que fue en la Matisse donde comenzó a tocar jazz.

Reivindicar otros estilos

Antes de embarcarse en el proyecto en Ciudad Jardín, estos músicos estuvieron barajando otros dos locales: el pub Mercedes de Russafa y el Linterna Café del Carmen. Sin embargo, se decantaron por la Matisse, un local con un nombre consolidado en la agenda. «Estuvimos barajando cambiarle el nombre -iba a llamarse Rincón Apache-, ya que el cambio de estilo musical iba a ser significativo. Pero decidimos aprovechar el tirón del nombre ´Matisse´», comenta Martín. De hecho, los gestores prevén que en este local se escuche flamenco los miércoles, jazz los jueves, swing los viernes y música de cámara y clásico los domingos. «Queremos romper con el elitismo al que se asocia la música clásica. Es absurdo y lo único que hace es perjudicar a la sociedad», asegura. A pesar de del perfil jazzístico y clásico del nuevo local, los gestores quieren abarcar todo tipo de públicos con una programación que abarcará incluso conciertos de reggae. La antigua Sala Matisse solía programar conciertos de pop, rock o heavy, y logró consolidar durante más de dos décadas una relación directa con el público. Sin embargo, los nuevos gestores quieren potenciar este relación fomentando la participación activa de los espectadores a través de jams, exposciones y charlas.

La sala ya ha entablado conversaciones con el Conservatorio Superior de Música y con el Centre de Perfeccionament ubicado en el Palau de les Arts, ya que espera contar con la participación de los alumnos todos los domingos, cuando está prevista -entre otras actividades- la celebración de jams sessions, donde según Martín «los alumnos pueden ir a probar sus creaciones ante el público». Hoy hay programado un recital de oboe y piano de Juan Pechuán y Kayoko Kobayashi a partir de las 18 horas.