El primer fin de semana en el que la exposición «Joan Miró, orden y desorden» ha abierto sus puertas al público valenciano en el IVAM ha dejado claro el poder del magnetismo que el artista catalán ejerce. Esta exhibición, que permanecerá abierta hasta el próximo 17 de junio, recibió solo durante el día de ayer cerca de 2.500 visitantes, según fuentes consultadas por este periódico.

En ella se pueden disfrutar piezas de pintura, dibujos, esculturas, cerámica y cartelería, de un hombre de referencia del arte nacional e internacional. En total unas 200 obras que han revolucionado a una sociedad ávida de arte. «En el IVAM habrá colas para entrar, como ya sucedió en el Palau de la Música», dijo la exalcaldesa de València, Clementina Ródenas, el día de su inauguración. Su vaticinio se cumplió con Sorolla y el Equipo Crónica y ayer, décadas después, volvió a suceder. El nombre de Joan Miró logró reconectar al IVAM con una sociedad a la que siempre ha estado unido. y sirvió también para constatar que son los grandes nombres los que rebientan las cifras de taquilla.

Tanto es así que algunas de las personas que decidieron acercarse hasta el museo ayer, mostraron su intención de regresar otro día para poder apreciar las obras más detenidamente «y sin tanta gente».

El arte contemporáneo y vanguardista de Miró atrajo a un gran número de niños. Familias al completo disfrutaron de la obra del pintor y escultor «muy apropiada para introducir a los pequeños en el arte», explicó Laia Pedrola, que fue en compañía de sus hijos Carmen y Mario, de 10 y 9 años respectivamente. «Las formas y los colores son lo que más les llama la atención», comentó Amparo Vidal, familiar de Laia y que fue durante muchos años «Amiga del IVAM».

Esta es la primera vez que el centro de arte moderno acoge una gran exposición de la obra del artista, y el público reconoce la relevancia del momento. Nelo Sorribes, vecino de Mislata, destaca «la potencia de la selección de piezas. Se nota que no han escatimado en reunir obras de gran interés». Este amante del arte, aficionado a la obra de Miró «desde siempre», es un habitual de los museos y asegura que volverá otro día «cuando la exposición esté un poco más tranquila».

Para Paula de Dios su admiración por Miró viene de los tiempos del instituto. A través de las clases de Historia del Arte llegó a conocer la obra del pintor y no ha dudado en visitar las salas de exposición que contienen las 200 piezas llegadas desde diferentes instituciones de arte como el Museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam, el Museo Reina Sofía, el Museo Thyssen-Bornemisza o la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma, entre otras.

La influencia del genio más allá de nuestras fronteras queda patente también en el perfil de los visitantes a la muestra. Flavia Visconti, italiana que se encuentra estudiando en la ciudad, también ubica sus primeros recuerdos de Miró en las clases de Arte del colegio: «no podía dejar escapar la oportunidad que me brinda València de revisitar la obra de uno de mis artistas favoritos». Sin duda, el preferido también de miles de valencianos.