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Guitarras con cilantro

Amigos de la Guitarra de València | Museo de Bellas Artes San Pío V

Guitarras con cilantro

Un nuevo -y novedoso- recital de ese espléndido dúo de guitarras que forman, desde hace mas de 30 años, el venezolano Alfonso Montes y la alemana Irina Kircher. Desde que en febrero de 2007 debutaran en el Centre Municipal de Cultura de Castelló, han realizado varias presentaciones en Barcelona, Albacete y València. Tocaron en San Pio V con guitarras manchegas del luthier Carrillo, y de un auténtico «cuatro» del taller de Pablo Canela, de Barquisimeto. El concierto fue un sentido homenaje al gran maestro y compositor Antonio Lauro en el centenario de su nacimiento. Lauro fue el gran compositor para guitarra en el siglo XX en su país. Guayanés, de padres italianos y formado con Sojo y Borges, sus obras se estudian, tocan y graban en todo el mundo. El dúo tuvo la ventura de nutrirse de sus enseñanzas y consejos a la vez que el autor les dedicaba varias de sus obras.

Irina Kircher es artista finísima y delicada y así se la pudo escuchar en las Variaciones sobre una canción infantil (1967), de Lauro, sencillas en su estructura pero que requieren una técnica de pulcro trazo para desplegar el noble encanto de la obra. La Suite para dúo ( Romance, Serenata, Merengue y Mariquita) escrita (e inacabada) fue dedicada a Montes y Kircher. El propio Alfonso le dio los toques finales a los apuntes dejados por Lauro. Hasta ahí llegaba la confianza del maestro. Como en muchas de sus páginas, existe una intimidad subyacente jamás perturbada por el virtuosismo necesario.

La interpretaron con mimo, entrelazando sus guitarras con la impedancia justa para no opacar sus respectivos discursos. Pero Alfonso Montes es, además, un compositor de solera desde su juventud. Con Tepuys, en su versión para 2 guitarras, quedó evidente la atmósfera de misterio que el músico quiere reflejar de aquellas montañas de las selvas de su país. Lo mismo hizo Montes en solitario con su Suite Azul, un mosaico con todos los matices del color, calificadas por el autor como cinco canciones de amor, para plasmar las texturas del Caribe, de los Andes, de la Guayana, de los Llanos y los ríos de su país. ¡Y vaya que lo logra!

La noche abrió con seis primorosos arreglos de sendas canciones y danzas de Vicente Emilio Sojo -fundamental de la música venezolana en el siglo XX-, verdaderas filigranas de raíz europea, aderezadas con cilantro, como lo define el propio Montes. Finalmente, cuatro valses y danzas de Lauro cerraron el programa, donde no podía faltar su vals Natalia ni el magistral joropo, Seis por derecho, donde se escuchan, transparentes, los ecos del pajarillo, el cole é gallo o la quirpa. Recibieron una avalancha de ovaciones y bravos, en honor a ese gran país que es Venezuela. Volverán pronto.

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