El desamor es uno de los sentimientos que más afectan anímicamente a las personas, causado, en la mayoría de las ocasiones, por los que la poetisa Eva Blanco Peris (València, 1982) denomina ‘asesinos de promesas’: esas parejas que te rompen el corazón para dejarte sumido en una sensación de vacío emocional.

Uno de ellos, el primer amor, que es el que más marca, es el protagonista de los sentimientos que envuelven cada una de las poesías de la escritora valenciana, que ha volcando en su libro No hay clemencia para asesinos de promesas ocho años de producción creativa con tintes de tristeza, pero también de superación y de necesidad de recuperarse de una ruptura y de pasar página.

El ánimo, el aliento y la valoración positiva del poeta Rodolfo Serrano, padre del cantautor Ismael Serrano, fueron los detonantes de que Blanco Peris se lanzara a publicar esta obra que recoge más de 50 poemas con los que la escritora quiere, a su vez, ayudar a otras personas a superar una situación tan complicada como la que ella misma experimentó.

Además, la valenciana combina su pasión por la escritura con su trabajo como directora de recursos humanos en una empresa de ingeniería, profesión en la que pone en práctica la sensibilidad y la humanidad que caracterizan las páginas de su libro para empatizar con la realidad de cada uno de los trabajadores.

¿Se ha encontrado con muchos ‘asesinos de promesas’ en el camino?

Muchos, en cualquier ámbito. Esos que crees que van a hacer una cosa y, de repente, actúan de otra y te sorprenden o, incluso, te destrozan un poco.

¿La poesía le sirve de bote salvavidas para expresar tus emociones y superar el desamor?

Totalmente. Me viene genial para superar rupturas. En el caso del libro, sobre todo, el primer amor, que es el que te marca más, el que se recuerda por cómo lo vives.

¿Qué supone este libro?

Supone el cierre de una etapa, de una herida llena de promesas incumplidas, aunque también tiene pinceladas de esperanza. La obra recoge material poético de los últimos ocho años.

¿Cuándo comenzó a interesarse por el mundo de la poesía?

Fue en el colegio. A los ocho años escribí mi primera poesía por el Día de la Madre y tengo algunos escritos de aquella época que me da corte recordar porque no eran muy buenos. Retomé la escritura poética a los 24 años a raíz de mi primera ruptura sentimental y a mi pasión por la música de autor, por la capacidad que tiene para convertir algo triste en bello.

¿Es lectora habitual de poesía?

Sí, sobre todo, de autores como Benjamín Prado, Ángel González y Luis García Montero. Incluso de muy jóvenes como Elvira Sastre. Aunque una de mis referencias musicales, Ismael Serrano, me condujo hace tiempo a su padre, el genial poeta Rodolfo Serrano, que me encontró a través de un blog que yo tenía desde el anonimato y que, incluso, ha prologado el libro. Él me animó a escribir más y a publicarlo.

Las micropoesías también tuvieron importancia en este paso, ¿no?

Así es. En 2015 organizaron un concurso de micropoesía en Twitter, #Tupoesíaenuntuit, y quedé finalista entre más de 5.000 participantes. Era la primera vez que publicaba con mi nombre y me motivó muchísimo.

Una modalidad difícil, además.

Hacer micropoesía es muy complicado, ya que requieres de imaginación y de capacidad de síntesis y que tu texto de opción a varias interpretaciones en 140 caracteres de aquel entonces.

¿Son buenos tiempos para la poesía?

Sí, está de moda, gracias a la escritura de las emociones de los autores, sobre todo, de amor y de desamor, que se mueve a través de las redes sociales. De hecho, la venta de libros de poesía creció más de un 4% en 2016.

¿Cómo se viaja de un departamento de recursos humanos y a la poesía?

No existe tanta diferencia entre los recursos humanos y la poesía, ya que, en mi trabajo diario, aunque de oficina, trato de darle la importancia que se merece a las personas, a sus emociones, a sus sentimientos, a su bienestar. Escribir el libro ha supuesto un crecimiento a nivel personal para mí, una herramienta de terapia para desconectar y que me ha ayudado a poner en orden las cosas que me pasan. Me ha servido a modo de diario para soltar problemas y dramas, sobre todo, por la noche, cuando estás de bajón, como desahogo.

¿En qué lugares ha encontrado más inspiración?

Solía encontrar inspiración en los trayectos de autobús y de metro, mientras escuchaba alguna canción concreta. Me venía una frase a la cabeza y la escribía rápidamente en el móvil. Ocho años de escritura dan para muchos momentos de inspiración.

¿Tiene es mente nuevo libro con más poesías sobre el desamor?

Tengo almacenados bastantes poemas ya, pero esta vez quiero escribir algo más alegre, aunque ya se verá en el futuro.