Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Trío con frío

Sociedad Filarmónica | Palau de la Música

Trío con frío

Obras de Schubert y Arensky

Intérp.: Trio Grumieux (Philippe Koch, violín; Luc Dewez, cello y Luc Devos, piano).

Pertinente inclusión del Trío Op.32 de Anton Arensky, compositor ruso, alumno de Rimsky-Korsakov y maestro, a su vez, de Rachmaninov y Scriabin. Admirador de Tchaikovski, Arensky fue uno de los últimos románticos de su país y esa es la esencia que se percibe en la obra elegida por el Trio Grumieux, de Bélgica, la cual, sin llegar a niveles trascendentes, se escucha con interés, aunque tuvo corto recorrido después de su muerte en 1906. Los músicos belgas tocaron acelerados, como con prisa por llegar al último compás, con más intención que apasionamiento, pasando por encima del texto, y eso motivó una reacción más bien fría del público de la SFV, siempre dispuesto a la complicidad con los artistas? toda vez que ellos pongan de su parte.

Luc Devos (Bruselas, 1960), premio Chopin en Palma de Mallorca en 1983, es un pianista solvente, que se atrevió a dialogar con sus colegas a piano abierto y por eso su uso/abuso del pedal derecho perjudicó la riqueza melódica del conjunto. Luc Dewez al cello, obtuvo un sonido pleno y convincente y Philippe Koch, al violín cumplió en sus intervenciones de manera menos brillante, aunque siempre exacto en los ataques de arco, dialogando con más oficio que entusiasmo.

El Adagio Op.956, de Schubert, originalmente escrito para quinteto para cuerdas, fue arreglado para trío como aperitivo para abrir la velada con sonoridad sublime. Siguió el plato fuerte del Trío Op.33, de Arensky, en una interpretación que debería que ser revisada para clarificar su atmosfera lírica. En el Scherzo hubo tendencia a desbocarse en el momento del vals mientras que el Adagio se perfiló mejor en su carácter elegíaco y todos se combinaron en el Allegro Rondo final de manera firme pero exenta de molla.

Reincidieron los músicos belgas con (otro) Schubert: el Trío en Mi bemol mayor Op. 100, que ocupó toda la segunda parte con sus dilatados 46´ de duración. Estas obras del XIX solo tienen sentido si son interpretadas magistralmente para evitar comparaciones. En esta ocasión sus lecturas encallaron sin llegar a despegarse del papel pautado. Afortunadamente, tenían un fragmento de Mendelssohn en la reserva para terminar compensando el frío de la noche. Loable intento.

Compartir el artículo

stats