«La tristeza de los ogros»,
de Fabrice Murgia
teatro principal (valència)
Adaptación: Borja Ortiz de Gondra
Reparto: Nacho Sánchez, Olivia Delcán y Andrea Sanjuán. Dirección: Fabrice Murgia.
El fantasma de una niña muerta, terroríficamente dulce, nos sumerge en «La tristeza de los ogros» y nos adelanta la textura del espectáculo.
La obra de Fabrice Murgia aborda de forma paralela diversas historias. Por una parte, muestra la vida del joven alemán Bastian Bosse, que en 2006 hirió a varios alumnos y profesores de su antiguo instituto, con el fin de vengarse de ellos por el acoso que había sufrido durante años, y después se suicidó.
Por otra parte, asistimos a la historia de Leticia, una adolescente que sueña -mientras está en coma tras un intento de suicidio- con Natascha Kampusch, la niña que estuvo secuestrada en Viena durante ocho años hasta que logró escapar de su captor.
Por último -aunque no tan desarrollado como los anteriores-, está el terrible suceso de la desaparición y asesinato de las niñas de Alcàsser.
Esta combinación de historias y la impactante propuesta escénica, se traduce en una demostración de la violencia ejercida por y sobre los adolescentes; en una denuncia de la exhibición mediática de este tipo de casos, donde el morbo y la avidez por conocer detalles escabrosos muestran la inmoralidad del ser humano; o en una advertencia de la incomprensión, la incomunicación y la falta de recursos para manejar el miedo y la ira que sufren los jóvenes.
Murgia, también a cargo de la dirección, ha escogido una estética muy acorde al mensaje del montaje: los actores están recluidos en sus respectivos espacios, tras mamparas de cristal. Vemos lo que hacen, escuchamos lo que piensan, lo que dicen, pero no hay un contacto «directo» con ellos. A esto, hay que añadir la mezcla de proyecciones, vídeos en directo (Jean François Ravagnan), la impresionante iluminación (Ciru Cerdeiriña), y cómo no, la magnífica interpretación de Nacho Sánchez, Olivia Delcán y Andrea Sanjuán que trasladan al público a un ambiente onírico y terrorífico, es decir, a una pesadilla en toda regla.
