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Entrevista

Wim Mertens: "La música es un constante riesgo"

«Siempre he intentado alcanzar nuevos sonidos. Sólo después de conseguir algo nuevo decido qué hacer», asegura el compositor belga

Wim Mertens: "La música es un constante riesgo"

Uno de los grandes retos a los que se puede enfrentar un periodista musical es el de definir la música de Wim Mertens (Neerpelt, Bélgica, 1953) ya que la mayoría de las veces se va a ver con la oposición de este prolífico compositor. «Tampoco soy prolífico, eso lo era Mozart», asegura. Odia las etiquetas. Insiste en que la música no entiende de lenguajes y que tiene que explicarse únicamente con los sentidos, y para eso no son necesarias las palabras. Solo hay que escuchar.

P Su música ha ido cambiando a lo largo de los años. ¿En qué momento diría que está actualmente?

R Intento no seguir un camino predeterminado. No sé trabajar así. Identifico patrones en mi música que se han repetido en los 80 o en los 90, pero es un interpretación actual de mi trayectoria. No hice nada con un objetivo marcado. Siempre he intentado alcanzar nuevos sonidos. Sólo después de conseguir algo nuevo decido qué hacer.

P ¿Se toma con calma la composición?

R Por supuesto. Antes de decidir me paso un periodo muy largo de experimentación musical. Sería exagerado decir que es un proceso de espera, pero es una situación en la que describo sin esfuerzos algo que me rodea.

P Intenta no ser estrictamente racional.

R Exacto. La experimentación es la parte más interesante de la música. Te sorprende y te cambia. También puede ser desesperante. Es un momento en el que estás esperando algo que tal vez no llega. Pero cuando lo hace es tremendo.

P Evita las etiquetas.

R Me permito el lujo de distanciarme del lenguaje para alejarme también de lo terrenal, del aspecto local. Lo hago porque no importa de dónde venimos, qué hablamos o quiénes somos para entender la música.

P Apela a un carácter universal. Sin embargo, los individuos continuamos siendo seres muy locales.

R Tras la II Guerra Mundial emergieron lo que llamamos las músicas de vanguardia. Tuvieron menos repercusión en los países mediterráneos que en los centroeuropeos. Es por ello que en países como Bélgica o Alemania, la noción sobre el público en ese momento era casi completamente ignorada. Así lo dictaban las vanguardias. Los compositores no confiaban lo suficiente en la naturalidad de la música o en el disfrute de la interpretación. El verbo «improvisar» no existía para muchos compositores, sobre todo los más conservadores. Históricamente, la música ha estado relacionada con la palabra «tocar» e «interpretar». Para mí, la música es un constante riesgo. Ahora, después de casi 30 años de trayectoria, puedo decir que he estado poniendo nuevos acentos a mi música sin saberlo. No era consciente de que mi contexto me influenciaba tanto.

P ¿Alguna vez se ha sentido un incomprendido?

R Sí. Mi música no siempre ha sido aceptada. Cuando empecé en Bélgica el panorama musical estaba dominado por las vanguardias. Es por ello que me fue más fácil empezar en países como Italia o España. Estaban más abiertos a escuchar nuevos lenguajes.

P Sabe que «Maximizing the audience» es uno de los himnos de la década de los 80 para muchos valencianos. ¿Le sorprendió escuchar por primera vez la versión techno?

R No he olvidado lo que sentí la primera vez que la escuché. Estaba de gira por España. Oí el remix en un vinilo y fue chocante en el buen sentido de la palabra. Me sorprendía que mi música pudiera traducirse a un contexto totalmente diferente y que pudiera ser pinchada en una discoteca. Para el álbum homónimo ya estaba utilizando influencias del jazz del pop y de la música clásica. Quizás era el momento para abrise aún más a las posibilidades de la nueva era. Ya no pensaba en etiquetas. Me gustó darme cuenta de que mi música era contemporánea pero que no se conformaba con ello.

P ¿Qué papel juega la técnica musical en sus directos y en sus composiciones?

R Parece una tontería, pero esa pregunta en muy importante. Me la he estado haciendo durante toda mi carrera, incluso cuando empecé a estudiar música. Fui a la escuela de música con 8 años a aprender guitarra clásica. Quería estudiar música por el influjo de mi padre, que era músico. El problema en esa etapa de aprendizaje es que el estudio de la técnica te abruma. La música es una de las disciplinas más protegidas y academicistas, donde la gente no se pregunta lo suficiente qué quiere obtener de ella. Lo cierto es que la técnica es necesaria de manera relativa. El intérprete debe descubrir lo que necesita de la técnica para desarrollar su música.

P ¿Lo ha aprendido con los años?

R Sí. Empecé a estudiar música a los 8 y lo dejé a los 10 años. Volví a retomarla a los 11 y lo dejé a los 18 años. Después fui a la universidad para estudiar Ciencias Políticas. Luego volví a estudiar música a los 20 años. Como puede comprobar, lo he dejado en tres ocasiones. En la última ocasión fui muy radical y encontré la oposición de mucha gente que me decía que tenía que continuar. Estaba convencido de que tenía que haber algo más en la música. Las escuelas de música son muy conservadoras en el aspecto de la técnica y la teoría. Debemos estar alerta de dar la información correcta a los jóvenes con talentos para que no abandonen sus carreras.

P Al final volvió al redil.

R Sí. La última vez que retomé mis estudios musicales decidí meterme en la carrera de Musicología porque quería conocer cómo había cambiado la música a lo largo de la historia. Me fascina la palabra «cambio».

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