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Música

"Mozart es un genio que no rectificaba porque no cometía ningún error"

Los valencianos Julia Gallego (flauta) y Vicent Alberola (clarinete) actúan esta semana con la orquesta Les Dissonances en el Palau

"Mozart es un genio que no rectificaba porque no cometía ningún error"

El Palau de la Música de València será los próximos 7 y 8 de marzo templo de la música de Mozart. El auditorio del Paseo de la Alameda se rendirá al genio de Salzburgo y entre las butacas de la Sala Iturbi sonarán las notas de una integral de los Conciertos para violín y orquesta, del compositor vienés.

El encargado será el violinista y fundador de la orquesta Les Dissonances, David Grimal, que se acompañará de los músicos valencianos Julia Gallego, flautista, el día 7, y Vicent Alberola, clarinetista, al día siguiente.

Gallego explica que en su recital la orquesta será reducida, más bien «de cámara», avanza la instrumentista valenciana, al tiempo que señala que espera que el concierto «vaya muy bien»,y anima al público a «vivirlo».

Sobre Mozart apunta que «tenemos claro que era un genio en la ópera y en la composición, fue de su época y estilo el mayor genio», asegura la música valenciana. De la misma opinión es Vicent Alberola, que actuará junto a Grimal y una «orquesta pequeña», dice. «Mozart fue el genio más grande, un compositor en el que todo era fresco, no rectificaba porque no cometía ningún error», asegura contundente el clarinetista valenciano.

Gallego confiesa que cuando se pone ante una partitura del compositor vienés siente «una pureza extrema; intento mostrar la máxima transparencia y, dependiendo del carácter del movimiento, hay mucha influencia operística y, por tanto, el drama está muy presente. Para mí, Mozart supone personalmente mucha ópera, dramatismo y pureza y es lo que intento transmitir», sostiene Gallego. En la misma línea, Alberola explica que «en el escenario intento contagiarme de su música, soñar con él, dejarme llevar», dice.

Una de las características de la orquesta Les Dissonances es que no tiene director. «Es una forma diferente de trabajar pero no tanto, no somos los únicos», explica Gallego, quien aclara que el «repertorio en cuestión tampoco lo requiere».

«Llevamos un efectivo reducido», señala. «La música se hace; cuando hay director el criterio está claro, cuando hay gente hay que unificar y por eso es más complicado. El hecho de que cada uno tenga una 'responsabilidad' -entre comillas porque es la misma con y sin director- es que sin director estás obligado a tener una preparación profunda de la obra, que es lo deseable también con director. Esa preparación, que sin director es obligatoria, te da más conocimiento, así que también es más fácil porque vas muy preparada», dice la música.

En opinión de Alberola, tocar sin director «te exige conocer la obra muy bien de entrada, todo el mundo está muy atento, nos seguimos con miradas y gestos», explica el clarinetista valenciano para quien ir sin director «es, quizás, más exigente». Y entre risas añade: «A veces digo que es mejor ir sin director que con uno que no se sepa». No obstante, asegura que «te sientes parte del grupo y te arropa. No hay miedo a tocar».

Sobre lo que sienten cada vez que suben a un escenario, Gallego desvela que «intento transmitir al máximo, pasarlo lo mejor posible para que se contagie y disfrutar, que sea un momento de placer». Alberola, por su parte, pone todas sus ganas en «mostrar todo el trabajo, hay respeto al escenario y al público, pero te dejas llevar porque de otro modo no puedes transmitir lo que sientes. Cuando escucho el primer acorde me siento parte de la música y me dejo llevar y fluir por la fantasía musical».

Ambos valencianos coinciden en destacar lo «especial» de tocar «en casa». «Siempre es diferente tocar para la familia y amigos, que no pueden estar siempre», dice Gallego. «Me hace muchísima ilusión, tocar en la tierra; siempre es emocionante», concluye Alberola.

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