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Mozart y su tontería

Les Dissonances

palau de la música (valència)

Solistas: Júlia Gallego (flauta), David Grimal (violín). Pro­gra­ma: Obras de Mozart (Concierto para flauta y orquesta en Sol mayor. Conciertos para violín y orquesta números 1, 2 y 3). Lugar: Palau de la Música. Entra­da: Alre­de­dor de 1200 perso­nas. Fe­cha: Miércoles, 7 marzo 2018.

Entre el selecto pero no reducido grupo de formidables instrumentistas de viento nacidos en la Comunitat Valenciana figura y destaca la flautista Júlia Gallego (Altea, 1973), artista de primerísimo rango que el miércoles regreso al Palau de la Música para dejar una vez más constancia de su arte con una inolvidable interpretación del Concierto en Sol de Mozart. Fue ella lo mejor de una mozartiana tarde de música en la que también se escucharon los tres primeros conciertos para violín del salzburgués, bien interpretados por el violinista francés David Grimal, quien ayer jueves repitió actuación con los dos restantes. Como acompañantes de ambos solistas, el conjunto galo Les Dissonances, fundado por el propio Grimal en 2004 con la bandera cuestionable de actuar siempre sin director. El singular nombre toma el del conocido cuarteto para cuerda de Mozart.

Júlia Gallego cuenta con los ingredientes para ser la artista completa que efectivamente es: toca como los dioses, tiene presencia escénica y esa misteriosa capacidad de conectar con el auditorio exclusiva de los grandes del escenario. Su Mozart fue transparente, natural, gozoso -¡Sol mayor!-, estilizado y de un virtuosismo que jamás se tornó exhibición o alarde. En el Adagio ma non troppo central hizo cantar su flauta de madera con la belleza vocal que caracteriza al mejor Mozart, como si la de Altea fuera se hubiera transfigurado en la mismísima condesa de Almaviva para cantar el milagro del Porgi amor. Congeló el tiempo para volar muy muy alto con la música más pura. ¿Cómo pudo Mozart decir aquella tontería de que «no puedo soportar la flauta»? Evidentemente, de haber escuchado a Júlia Gallego tocar este concierto, su opinión sobre la flauta hubiera sido bien distinta.

Como era previsible, el público aplaudió con ganas y entusiasmo su excepcional interpretación, realzada por el acompañamiento cómplice y de calidad de los músicos de Les Dissonances. Gracias a tanto aplauso se pudo disfrutar aún del arte mayúsculo de la Gallego en una palpitante, popular y musicalísima recreación de las Variaciones sobre «Les Folies d´Espagne» de Marin Marais.

David Grimal es un original y buen violinista, de acusada personalidad y creatividad. Su Mozart elude contrastes para desarrollarse en una línea en la que más que los extremos dinámicos o métricos, se realza la magia del detalle y su orfebrería contrapuntística. Visión lúdica y preciosista. Mesurada y ensimismada en la riqueza melódica, y en la fluidez de unos compases cuyo pulso rítmico resulta menguado acaso por la ausencia de una batuta que enfatice acentos y calibre los reguladores dinámicos. El conjunto, salvo algunos patinazos de los trompas naturales, empeñados en dar la nota al principio del programa, durante el Concierto en Si bemol mayor, delata la presencia de algunos muy buenos instrumentistas y de un trabajo en equipo empeñado en llegar al núcleo de la música. Ameno, bien escrito y documentado con rigor el texto del programa de mano, firmado por Daniel Martínez Babiloni.

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