La Feria de Fallas prendió la mecha bajo la lluvia. El debut de Borja Collado vestido de luces en València cumplió las expectativas. La resonancia de la faena del joven premiada con las dos orejas y el rabo en el Certamen de Novilladas de la pasada Feria de Julio todavía existían y eso no amilanó a Collado, que fue el joven que más sobresalió de los tres por querer hacer las cosas con esa diferencia que aporta la personalidad. El coletudo de Torrent estuvo entregado toda la tarde y sintió el apoyo del cuatro de plaza que registró el coso de la calle Xàtiva en una tarde tan desapacible como bonita por la ilusión de los que empiezan.

Borja Collado, el último hilo de esperanza torera en València, se mostró aseado en el trasteo a su primero, un novillo manejable que se apagó pronto. Su variado quite en el segundo de la tarde, con larga cambiada de rodillas incluida, ya dejó claras sus intenciones. Collado demostró suavidad, temple y ligazón en los muletazos, mejor por la mano derecha que por la izquierda, pero nunca desentonó. Una buena estocada dio paso a la oreja. La facilidad en las maneras de Borja Collado se unieron a la estética de su toreo en el sexto de la tarde. Entendió bien a su oponente, al que presentó la muleta limpia por la mano derecha para tirar de él en un momento donde llegaron los mejores pasajes de la tarde. Hubo derechazos con profundidad, de trazo largo y mano bajo. Y un pase de pecho de la firma con hondura. Un pinchazo previo a estocada dejó el premio en un apéndice.

José Antonio Valencia, de la Escuela de Arles, se mostró dispuesto en sus dos turnos. Arturo Gilio, de la Escuela de Mexico, destacó por su decisión y seguridad. El fallo con la espada le privó de tocar pelo en una buena novillada de Nazario Ibáñez.