La tarde debió ser un homenaje al doctor José María Aragón. Justo ayer, hacía 30 años que el ilustre médico tomó el cargo como cirujano jefe de la plaza de toros del Cap i casal.
La novillada de El Freixo, propiedad de El Juli, no fue buena. Descastada, tuvo más remate que presencia y estuvo vacía de buenas intenciones, excepto el último del envío. Ese sexto de la tarde fue el que mejor embistió en la muleta y le tocó a Marcos Pérez, hijo de empresario y nieto de ganadero.
El joven coletudo se entregó desde el primer momento y toreó profundo y largo por ambos pitones. Tanto por el pitón izquierdo como en el final de faena, hubo cierto desajuste. Antes, Marcos fue a recibirlo de rodillas a la puerta de chiqueros y el banderillero Sergio Aguilar realizó lo más auténtico del festejo. El subalterno, que cambió el oro por la plata, puso dos pares de banderillas que levantaron al público del asiento en una tierra de buenos banderilleros como València. En ambas suertes se apoyó en los palos para clavar con ajuste y salió de la cara del animal con torería.
La espada se llevó el premio de Toñete, nuevo en la plaza de València. Su primera labor fue inteligente, donde lució su expresión y en su segundo, estuvo dispuesto. El alicantino Jorge Rico demostró su verticalidad en el cite y el trazo pero se topó contra los elementos.
Román no debe torear
El doctor Zaragoza asegura a Levante-EMV sobre el estado de Román «que el pectoral mayor se desgarraría si hiciera algún esfuerzo». Asimismo, también deja claro que «los médicos damos buenos consejos a los toreros y si reaparece el día 19 puede jugarse su carrera porque no se terminaría de curar bien su lesión».
