n Bombas Gens Centre d'Art inauguró ayer dos nuevas exposiciones de la Colección Per Amor a l'Art. La primera de ellas «El pulso del cuerpo. Usos y representaciones del espacio» incluye obra de Bernd and Hilla Becher, Helen Levitt, Cartier-Bresson, Robert Frank, David Goldblatt, Luigi Ghirri, Victoria Civera, Elger Esser, Xavier Ribas, Francesca Woodman o Matt Mullican, entre otros. «Es una reflexión sobre el modo que habitamos los espacios de la contemporaneidad. Cómo nos relacionamos, ocupamos y usamos la calle y los espacios de ocio, trabajo o consumo. Y a la vez, la exposición es un recorrido por la fotografía del siglo XX», explicó Nuria Enguita, directora del centro de arte.

La otra muestra, «Hacia la luz», incluye un centenar de fotografías del pionero en el uso del color Joel Meyerowitz (Nueva York, 1938), realizadas durante su estancia en España en los años 60. Un corpus inédito que refleja un país en transformación. «Era mi primer viaje fuera de EE UU, y la primera vez que trabajaba en solitario. Viendo ahora las fotos me doy cuenta de que en aquellas calles no había alegría, que la gente vivía atrapada en su cotidianidad. Parecían fotografías no tristes, sino faltas de alegría. Tengo la impresión de que aquella fue la respuesta que desde mi juventud di a la atmósfera de la dictadura, que permeaba las vidas», dijo Meyerowitz.

Además, el público podrá disfrutar a partir de ahora del resto de componentes del conjunto de Bombas Gens. Así lo explicó la directora de la fundación, Susana Lloret: «El jardín quedará envuelto por la magia del sonido y los reflejos del agua de la pieza de Cristina Iglesias; por los colores y la luz de nuestra natrualeza, y por la historia medieval de la bodega que hemos sacado a la luz y conectado con otros restos de la misma época situados en el parque de Marxalenes».

Este espacio de 1.147 metros cuadrados ubicado en la parte trasera, cuenta con una pieza escultórica de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956), titulada «A través», que ya forma parte de la colección. «Es la tercera obra de Iglesias que se incorpora», explicó Vicente Todolí, director del área de Arte. La obra está compuesta por dos acequias. El interior se compone de varias capas de bajorrelieve de bronce y patinado que forman un interior con elementos que recuerdan raíces y fondos de ríos. Dos bancos de piedra de la propia rehabilitación del edificio acompañan las acequias. En cuanto a la inspiración, Iglesias explicó que «he estudiado los cauces del río Turia y la inundación de 1957, así como trazados de regadíos».

La otra joya del jardín lleva soterrada desde finales del siglo XV. Se trata de una bodega de 39 metros cuadrados.«Es una amplia habitación abovedada que nos hemos encontrado completa, y a la que se accede a través de una escalera de obra de ladrillo. En su interior hay elementos propios de un lugar de almacenamiento de vino», explicó la arqueóloga Paloma Berrocal.