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Feria de Fallas

'Economista', qué gran toro

La propietarios de Alcurrucén lidian una corrida con mayores posibilidades de triunfo que las obtenidas por la terna - Ángel Otero, subalterno de David Mora, pone la plaza en pie con dos buenos pares de banderillas al cuarto de la tarde

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Feria de Fallas 2018

El suceso de la tarde, hasta el momento vacía de argumentos y emoción, llegó en el instante en que saltó al ruedo el cuarto toro de la tarde. «Economista», número 146, castaño, nacido en octubre de 2012, de 560 kilos, fue un gran toro y le tocó en suerte a David Mora. El animal tuvo como mayores virtudes la codicia y la repetición, unidas a un ritmo fuera de lo común que lo convierten en el toro más importante que se ha lidiado hasta la fecha en esta Feria de Fallas. Esa condición duró hasta que el torero de Borox empuñó la espada y pinchó. Desde que pisó el ruedo del Cap i casal, «Economista» demostró su gran condición en unas templadas verónicas que logró instrumentar David Mora, en las que el astado ya demostró el son y el recorrido que iba a desarrollar durante toda su lidia.

David Mora -que se puso el mismo vestido con el que reapareció de la grave cornada de Las Ventas en Vista Alegre y con el que cortó las dos orejas a «Malagueño», también de Alcurrucén, en Madrid- intentó lucir al toro por ambos pitones en un quite que tuvo cadencia y aroma y que apuntaba a faena grande. Lances que tuvieron eco en los tendidos y una media colosal, con pausa y elegancia, de la que David Mora salió andando con torería. Todo hacía presagiar una faena de altos vuelos, como la condición del toro, pero su actuación se diluyó como un azucarillo por la falta de compromiso del coletudo toledano. El astado portaba un «cortijo» en cada pitón y no se cansó de embestir e irse detrás de los vuelos de la muleta de David Mora, que solo se puso erguido al final de las series, mirando al tendido como síntoma de pisar terreno seguro. Las series que hilvanó el diestro evidenciaron la capacidad del toro por buscar la muleta con todo ahínco: descolgado, la cabeza por delante de la pezuña, venciendo el pitón del lado que embestía y rozando la arena con la pala del asta. En definitiva, un toro con una tremenda clase. ¡Y qué toro, señores!

Una tanda al final de la faena fue la mejor. Por el pitón derecho, alargó la buena embestida y encajó los riñones. Desprendida que tardó en hacer efecto al toro con un aviso fue el final para un toro que mereció mejor trato. El animal en el tercio varas se limitó a cumplir y solo destacó en la muleta.

Mora, en su primero, también tuvo un buen toro con ese ritmo característico del encaste Núñez, vía Rincón, que tiene ese tranco de más en su embestida. De nombre «Arrogante», tampoco tuvo los honores que merece un buen toro y no estuvo a su altura.

Álvaro Lorenzo destacó en su primer turno por una faena comprometida y poderosa. Muy seria su voluntad que no desembocó en una oreja porque pinchó. Puro en el cite, largo en el trazo. Todo lo que Lorenzo demostró en su primero, se echó en falta en su segundo, y el joven diestro pasó sin pena ni gloria por las Fallas, algo que no le beneficia.

Luis David Adame se presentaba en una plaza que todavía no ha contado con su hermano después de la cornada sufrida en 2016 durante el último festejo que toreó Iván Fandiño en València. El mexicano se mostró sin claridad de ideas. La empresa tendrá sus motivos para haber apostado por este Adame. Si es por su triunfo en una novillada de la Feria de Julio de hace dos años, donde tan solo cortó una oreja, hay otros toreros que están pasando esta Feria de Fallas en casa. La ley de la compensación, en el mundo taurino, se otorga a quien interesa. Pero qué toro, señores, qué toro.

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