Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Feria de Fallas

Una oreja con sabor a poco

José Garrido consigue cortar una oreja del sexto de la tarde, al que debió aprovechar mejor por el pitón izquierdo - La corrida de Fuente Ymbro exhibió mayores virtudes y tuvo mayores posibilidades que las aprovechadas por la terna

93

Feria de Fallas 2018

Ni las postrimerías de la corrida, que fueron un feliz reencuentro de José Garrido con la afición valenciana,pudieron con el sopor que se instaló en los tendidos mediada la lidia del quinto toro de la tarde. La corrida de Ricardo Gallardo fue otra oportunidad perdida por la terna para salir de la zona media de la tabla. Incluso el sexto, al que el joven pacense logró cortarle la oreja, tuvo mayores posibilidades de triunfo por el pitón izquierdo que era el cuponazo soñado para volver a la senda del triunfo.

Un premio gordo que merecía mayor fe en sus posibilidades para cobrarlo entero. Faltó compromiso, hondura en el trazo. Con las ganas que había de llevar al diestro en volandas, imagínense con qué poco podría haber salido a hombros de la plaza. Dos series rotundas al natural hubiesen puesto los tendidos bocabajo.

Sí tuvo, al menos, la rapidez de reflejos para entender que no era toro con el pudiera irse de vacío y tiró de arrestos para llevarse la pedrea.

La actuación del diestro de Badajoz empezó con un vibrante saludo capotero con dos largas afaroladas y una cordobesa de rodillas al tercero de la tarde, un toro bien hecho y sin exageraciones. Con éste, también brilló de manera intermitente. Otro ejemplar de Fuente Ymbro con mucho que torear por el izquierdo, pero con mayor exigencia que la planteada por el sexto. Quizás fue eso lo que sorprendió al torero, que no supo, o pudo, plantearle mejor las cosas.

Las urgencias del triunfo; la ansiedad de volver a puestos cimeros del escalafón pudieron pesar en el ánimo de Garrido que no puede dejar pasar muchas más oportunidades como las de ayer. Aunque mereció estar la temporada pasada en muchos carteles de relumbrón, cierto es que también se le cerraron injustamente las puertas, entre ellas las de València, donde destacó hace dos años con un toro de este mismo hierro con el que se jugó el tipo con una tremenda apostura y gallardía. Virtudes que ayer echamos en falta.

Daniel Luque volvía a València tras una ausencia prolongada del abono fallero. Se las vio de salida con un astado que salía suelto, corretón, barbeando las tablas y al que tardó en fijar. Acertó al plantear la faena en los medios, macerando poco a poco la embestida del animal y corriéndole bien la mano en una serie por el pitón derecho. Por el izquierdo, el toro necesitaba mayor compromiso y ahí el torero de Gerena no se hizo el ánimo. Buen toro de Gallardo con el que el sevillano debió apostar con mayor decisión. Una exigencia que pedía mayor compromiso; ese paso adelante que te permite volver a las ferias por méritos propios. Ante el quinto, Luque se contagió del pesimismo que reinaba en la plaza y anduvo sin mucha fe en la condición del burel, que fue uno de los más deslucidos del festejo.

Por su parte, Juan Bautista abrió plaza con un toro con tendencia a buscar las tablas, tan noble como faltos de fuerzas y fondo. La elección de los terrenos fue clave para sujetarlo y afianzarlo en series de derechazos que tuvieron cierta enjundia. Las instrumentadas por el izquierdo no lo fueron tanto, ya que el burel se mostraba más remiso a dejarse engatusar por la franela del francés y la contienda acabó diluyéndose como un azucarillo.

Ante el cuarto, un ejemplar con mucho brio en los primeros tercios, Juan Bautista recordó a ese torero mecánico y funcionarial que realiza plantea las cosas como si se tratasen de una fastidiosa obligación.

Compartir el artículo

stats