La única ópera estrenada por una mujer en el Liceu de Barcelona fue Vinatea de Matilde Salvador i Segarra (Castelló, 23 de marzo de 1918 - València, 5 de octubre de 2007). Aquel debut histórico fue hace 44 años, y este viernes se celebra el centenario de su nacimiento. La música marcó su vida, pero también destacó como pintora, pero sobre todo por su compromiso con la cultura y la lengua de los valencianos.
El libreto de Vinatea era de Xavier Casp y aquella ópera, estrenada el 19 de enero de 1974, significó también el último desembarco unitario en Barcelona de los próceres de la cultura valenciana, cuando Xavier Casp y Joan Fuster, y sus capillitas correspondientes, todavía se hablaban. Sin embargo el ímpetu de Matilde Salvador fue admirado por todos en aquella València que desde los años cincuenta del siglo pasado avistaba con esperanza otra Renaixença.
Aquella mujer de apariencia frágil pero sólidos principios, murió a los 89 años en su domicilio de València de una parada cardíaca, aunque su corazón trabajó siempre para reivindicar el papel de la mujer en la cultura, que unió al progreso social.
Matilde Salvador fue una mujer querida y respetada. Según su amigo y actual secretario del Consell Valencià de Cultura, Jesús Huguet, uno de los personajes «capitales de la cultura valenciana y, en especial, de la cultura musical valenciana».
La periodista Rosa Solbes, autora de Matilde Salvador. Converses amb una compositora apassionada, destaca en el libro su valentía para «sortear todos los obstáculos que se le presentaron», y su fidelidad «a su cultura valenciana y a su lengua».
Hija del violinista Josep Salvador i Ferrer y hermana de la también violinista Josefina Salvador, se formó musicalmente con su padre, también con su tía Joaquima Segarra, una pianista de renombre, y finalmente con el compositor Vicent Asencio (1908-1979), que más tarde sería su esposo.
Monumental producción
Como compositora destacó por su obra coral tras musicar poemas de autores como Bernat Artola, Xavier Casp, Salvador Espriu o Miquel Costa i Llovera. Muestra de su producción persistente son las casi 300 obras que la Sociedad General de Autores registró a su nombre.
El legado de Matilde Salvador está en su reconocido trabajo para piano, orquesta, instrumental y de cámara. Su primera composición fue La filla del Rei Barbut, una ópera bufa estrenada en las fiestas de la Magdalena de Castelló en 1943. Siete años después compuso Retablo de Navidad, una cantata escénica y su cuarta creación lírica fue Betllem de la Pigà, en 1979.
Entre sus piezas instrumentales destacan los balets El segoviano esquivo (1953) y El sortilegio de la luna, de 1954. La famosa representación de La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos, para soprano, coro mixto, arpa y violoncelo fue su última composición en 1999.
Sus obras han sido interpretadas en los mejores escenarios del mundo por artistas como Victoria de los Ángeles, José Iturbi, Montserrat Caballé y muchas veces por la Orquesta de València.
