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Bordado a mano

Hay veladas musicales en las que, llegado el final, uno quisiera rebobinar y volver a escuchar todo el repertorio. Así sucedió con el concierto del ensemble Música Trobada que prepara y dirige, con criterio y rigor, Francesc Valldecabres (Quart de Poblet, 1980), músico formado entre nosotros y con constante dedicación al mundo coral e instrumental. La actuación de Música Trobada hay que celebrarla como un gran banquete musical consagrado especialmente a Haendel, cuyas arias se interpretaron con autoridad y oficio pero, sobre todo, con respeto hacia los textos. Pilar Moral es una soprano de muy hermoso instrumento que ella domina con gusto, elegancia y control, con su cuota particular en la ornamentación de la melodía, que no es más que una aportación espontanea por parte del intérprete quien pone a prueba su savoir-faire en la improvisación, ad maiorem gloriam suam y?. de la música. Salió airosa, con seguridad, de los no pocos escollos de la coloratura del compositor germano-inglés, destacando el aria Da tempesta, de Giulio Cesare así como en su sublime entrega en la única obra de Haendel con texto castellano: No se enmendará jamás, en la que estuvo arropada por la chitarra barroca de Giovanni Bellini (Florencia, 1991) y la viola da gamba de otra solista de Quart, Regina Fuentes, apoyando sin perturbar la línea de canto.

A su vera, fue el contratenor lombardo, Flavio Oliver sorprendente por su voz plena, proyectada con rotundidad, timbre cálido y homogéneo y excelente dicción. Mas fue la emoción continuada que el cantante italiano imprimió al fraseo, lo que impactó al auditorio. Con Empio dirò, tu sei, asumió todos los riesgos de esa aria de bravura saliendo indemne, con admirable técnica y aplomo, de las endiabladas fiorituras, lo cual le ha llevado a escenarios tan importantes como el Colón, Les Arts, el Liceu o el Real. Todo un privilegio para los socios de la SFV. Y si bien individualmente se mostraron impecables, en los dúos de Caro ¡Bella! y de Martín y Soler, la complicidad de Moral y Oliver, saltó a la vista y? al oído.

Todo eso no hubiera sido posible sin el trabajo y el talento del maestro Valldecabres, quien, literalmente, mimó tanto a las cuerdas como a las flautas de Fuentes y Esparza, sin olvidar el continuo de Pablo Vázquez al clave. Grandes ovaciones y bravos, lo cual el grupo agradeció con un nuevo dúo de Haendel. Bordado a mano.

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