Una cesión con premio especial. El Museo de Bellas Artes ha incorporado el cuadro inédito de Murillo «Religiosa en contemplación». Una obra que forma parte de la Colección Delgado que por comodato estará cinco años en la pinacoteca valenciana y que durante su catalogación se destapó que el autor era del maestro sevillano del Barroco español.

El cuadro datado entre los años 1665 y 1670 muestra el retrato de un monja en estado místico. El director del Bellas Artes, José Ignacio Casar Pinazo, no disimuló ayer su satisfacción en la presentación del Murillo y recordó que uno de los «rasgos de identidad» del museo es «cuidar a los coleccionistas».

El cuadro, el sexto del sevillano que posee el museo, se podrá contemplar en la sala 15 de la pinacoteca, la Barroca, junto a tres obras suyas: «San Agustín lavando los pies a Cristo», «San Francisco de Asís» o «San Antonio de Padua».

El especialista en Murillo y conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Ignacio Cano, ha sido el experto en centrar la autoría del cuadro después de meses de investigación, así como el responsable de bautizar la obra como «Religiosa en contemplación», cuando antes era conocida como «Retrato de monja».

Monja desconocida

La pintura representa el rostro de una monja joven de quien se desconoce la identidad aunque, según Cano, entre las hipótesis descartadas se barajó la posibilidad de que fuera la hija del pintor, Francisca, quien «ingresó como novicia en un convento de Dominicas en Sevilla». Un dato importante, pues en el retrato se ve a una religiosa «va vestida de cualquier orden menos de dominica», sostiene Cano.

El experto en la obra de Murillo, asegura tras analizar el retrato que se trata de una monja que refleja «la ausencia de lo terrenal y la unión a lo espiritual». Ignacio Cano destaca que, aunque la obra tiene «características que se apartan del estilo» de Murillo, sus recursos expresivos comparten con la pintura del maestro sevillano, como son la intención de transmitir emotividad y «apelar al sentimiento del espectador». « No es un cuadro neutro», sino que «entra en el personaje para alcanza la máxima empatía y máximo reflejo de sentimientos», agrega.

Pintura singular

El restaurador de «Religiosa en contemplación», Rafael Romero, sostiene que se trata de la pintura de «un genio» y de una pieza técnicamente «singular». Murillo pintó el cuadro sobre una gruesa lámina de cobre, cuyos extremos se encuentran arrollados, formando una elevación regular a modo de marco.

Por el «excepcional uso» del formato circular, como por la similitud con algunos recursos empleados en la serie de capuchinos, puede tratarse de una obra realizada en torno a los años en los que Murillo trabajaba en los capuchinos y la Catedral de Sevilla, entre 1665 y 1670.

Romero sostiene que por la técnica e intensidad de la pieza, únicamente la podría haber realizado un pintor de «una particular destreza y maestría» en el panorama artístico español.

Colaboración público-privada

El secretario autonómico de Cultura y Deporte, Albert Girona, que acudió a la presentación del inédito de Murillo, aprovechó la ocasión para destacar como la cesión de la Colección Delgado, la colaboración público-privada, permite «llenar algunos huecos oscuros» del Museo de Bellas Artes.

Girona también reiteró «el ánimo» del Consell para ampliar la plantilla del Museo de Bellas Artes y que «seguirá peleando» ante el Ministerio por dotar al centro de los recursos humanos necesarios. Con todo, aseguró que «no se trata de un problema de dinero», sino de que «los recortes y obligaciones que se imponen» desde el Gobierno central.

Así, reconoció una «insatisfacción evidente» con los Presupuesto del Estado porque existe «una discriminación evidente». «Queremos desarrollar todas las posibilidades del museo pero llevan retraso, tanto en personal como en obras. Creíamos que se hubiera podido adelantar y, por consiguiente, tener una contemplación presupuestaria», lamentó.