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Entrevista

Luis Cao: "Los humanos seguimos siendo los mismos payasos de siempre"

«Actualmente la televisión está poseída por los guionistas y el humor está hoy todo en el bla-bla-bla»

Luis Cao: "Los humanos seguimos siendo los mismos payasos de siempre"

Cinco lustros de Yllana. ¿Quiénes han cambiado más, ustedes o su público?

La gente se ha ido adaptando a nuestro estilo y nosotros a ellos, ha sido como una comunión hasta encontrar un lenguaje de comedia en la que todos nos divertimos.

¿Y la gente se ríe de las mismas cosas que hace 25 años?

Sí, porque el carácter de Yllana ha sido el de tener un humor universal, basado en el comportamiento y las torpezas del ser humano, en la crueldad y el ridículo que todos tenemos. Y en eso el mundo no ha cambiado: seguimos siendo los seres humanos los mismos payasos de siempre.

¿No estamos más pendientes de lo correcto?

Yllana nunca no tiene problema con eso, porque siempre hemos sido «clowns», desde el ridículo. No vamos desde un estatus alto a reírnos de las cosas, sino desde la humildad del payaso. Que eso tiene mucho poder, porque al bufón no se le toma en serio. Antes la gente se sorprendía más con nosotros, y ahora hay una complicidad. No vamos a estar pendientes de si herimos la sensibilidad de nadie, porque nunca hemos ido a herir la sensibilidad de nadie.

Fueron de los primeros en ridiculizar la tauromaquia en su primer espectáculo, «Muu»...

Sí, pero aunque hay algo de crítica y nos dedicamos a ridiculizar, no hay una ofensa particular hacia un colectivo, sino general al colectivo humano. Pero no nos vamos a dejar doblegar por esta fiebre momentánea de la censura, no nos tenemos que dejar intimidad por nadie. El humor tiene un punto de revolucionario porque rompe mitos y se ríe de tabúes, puede abordar temas que se toman en serio y romperlos, desdibujarlos y darle la vuelta hasta tener una perspectiva y tomar conciencia.

Antes uno sabía de dónde venía la censura, que solía ser desde el poder. Ahora llega desde muchos sitios y no sabe uno de dónde le caerá el hostión.

(Ríe) Es verdad, pero no todo el mundo censura, siempre hay un grupejo, grupo o grupazo. Y luego está el respeto, no se puede prohibir ni condicionar a que los demás hagan lo que tú quieres. ¿Estamos todos locos? Si una visión de un artista o un tema que se aborda te hace sufrir, déjalo pasar pero no pretendas que deje de existir. Los que quieren que pensemos todos igual solo quieren manejarte. En nuestro caso, sólo nos condiciona nuestro público.

¿Les gusta que les vendan como una versión bestia de Tricicle?

Sí, porque es bastante fiel. Le hemos sumado al humor gestual de Tricicle el humor negro. Pero no era tanto el afán de diferenciarnos de Tricicle, sino que era lo que nos pedía el cuerpo. Encontramos el camino de nuestra personalidad en el humor negro que usábamos en «666». Esta obra marcó el camino y era arriesgado porque hablaba de la pena de muerte. Pero ha recorrido todo el mundo y en todo el mundo ha tenido mucho éxito.

¿Por qué de la televisión ha desaparecido el humor del silencio y del gag puro y duro?

Sí, la televisión está poseída por los guionistas, e incluso los guionistas mismos son los que actúan. Hay pocos cómicos que actúan, pocos personajes y más personalidades en la tele ahora mismo. Pero soy reacio a echarle la culpa a los demás. Nos falta dar con un buen formato donde le propongas algo bueno. Excepto con José Mota, que se arriesga más, el humor está hoy todo en el bla-bla-bla.

¿Qué le aporta el silencio al humor?

La comedia del día a día es silenciosa. Tú te sientas en el metro o en la acera y ves pasar a gente, y no te hace falta escucharles para encontrar cosas graciosas.

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