La Galería 7 del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) será hasta el próximo 2 de septiembre un espacio para reflexionar sobre la invisibilidad a la que han sido sometidas las mujeres artistas a lo largo de la Historia. La exposición «A contratiempo. Medio siglo de artistas valencianas. 1929-1980» reúne en el museo cerca de 240 obras de más de 40 artistas para reivindicar la lucha de las artistas valencianas por lograr la profesionalización y la visibilización de su obra.

La muestra fue presentada ayer por el director del IVAM, José Miguel G. Cortés; las comisarias Isabel Tejeda y María Jesús Folch; las artistas Isabel Oliver, Monika Buch, Eva Mus, Rosa Torres, Ana Torralva, Aurora Valero y Victoria García; así como por Ramon Satorra, de la Fundación Banco Sabadell, entidad colaboradora de la exposición junto a las Corts.

Ni una nota al pie ni un etcétera

«Es una exposición de artistas atrevidas y valientes que no quisieron ser una nota al pie de página o un etcétera. Fueron valientes porque en una época oscura rompieron con las normas que hegemonizaban el arte y la cultura», destacó Cortés.

La muestra incluye obras de Juana Francés, Eva Mus, Jacinta Gil, Ana Peters, Carmen Calvo, Isabel Oliver, Ángela García Codoñer, Victoria Civera y Juan Uslé, Cecilia Bartolomé, José J. Bartolomé, María Montes, Josep Lluís Seguí, Monika Buch, Milagros Lambert, Rosa Torres, Soledad Sevilla, Ángeles Marco, Cristina Grau, Ana Torralva, Pepa García, Victoria García o María Dolores Casanova, procedentes de la Colección del IVAM, de otros museos y de coleccionistas privados.

El visitante que acuda al IVAM se encontrará con una exposición dividida en dos bloques. El primero de ellos reúne obras realizadas en la II República, durante la Guerra Civil y el exilio. La portada de la revista Blanco y Negro, encargada a Manuela Ballester en 1929, es el punto de partida del recorrido. Se muestran aquí, entre otras obras, publicaciones como carteles y revistas en las que la mujer es representada como una guerrillera, como medio de propaganda política, para pasar a otros estereotipos como el de la madre coraje que cuida de todos. La producción durante estos años y la acelerada salida de España de estas artistas hace que casi todo lo de este periodo se haya perdido y haya dejado huérfanas de genealogía a artistas posteriores, recordaron las comisarias.

El segundo bloque -el más extenso- abarca los años del franquismo y la transición. En él, la muestra abunda sobre el nuevo imaginario que las artistas valencianas construyen ante los estereotipos de la mujer, casi reducidos al de la sumisión o «mujer pecadora», explicaron.

El recorrido continúa con aquellas obras de mujeres que impulsaron en los años 60 prácticas de resistencia antifranquista. «A contratiempo» no olvida tampoco aquella frase de «profesión, sus labores» para reivindicar, sin embargo, los trabajos de artesanía como tributo a las posibilidades creativas. La muestra concluye en 1980 con dos importantes acontecimientos: la participación de Carmen Calvo en una colección colectiva en el Guggenheim de Nueva York y el viaje de Soledad Sevilla a la Universidad de Harvard con una beca.

Por la memoria colectiva

Las artistas presentes ayer coincidieron en destacar la «importancia de esta exposición porque, aunque todas tenemos una carrera extensa, hubiera podido ser mejor de haber existido normalización de nuestro trabajo», dijo Ángela García Codoñer. «Se nos ha obviado a la mayoría, no existe conciencia de que hay mujeres artistas; hay que destapar eso y por ello esta exposición es importante para la memoria colectiva», concluyó la artista.