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Con libertad de expresión

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Sociedad Filarmónica de València

pALAU DE LA MÚSICA DE VALÈNCIA

Obras de Thomas, Offenbach, Massenet, Bizet, Saint-Saens, Montsalvatge, Falla, Hahn, Albéniz, Ovalle, y Halffter. Músicos: Mª José Montiel, mezzosoprano y los Solistas de Valencia (R.Turlo, oboe; V. Alós, clarinete; S. Martínez, flauta; S. Juan, violín; J.E. Bouché, cello; P. Catalá y A. Galera, piano).

En las últimas semanas existía en la SFV cierta inquietud después de que María José Montiel (Madrid, 1968), en el pasado mes de enero, cancelara sus conciertos con la ONE en Madrid. La alarma volvió cuando tuvo que retrasar su recital Padilla, programado para el 6 de abril en el teatro de la Zarzuela, al próximo 7 de mayo.

Pero si, como se dijo, la cantante tuvo problemas de salud, su enorme y gran éxito ante los socios de la Filarmónica valenciana, evidenciaron que está prácticamente recuperada. En los últimos años, la madrileña (que inició su carrera como soprano) ha pisado todos los grandes escenarios valencianos: Palau de la Música, Palau de les Arts, la Beneficencia y hasta el Oceanográfico de la Ciudad de las Ciencias y siempre con calurosa acogida del público. Hace 4 años ya presentó en la Filarmónica un repertorio muy similar, con los standars del repertorio de su cuerda donde Carmen, Dalila, Mignon o Charlotte son siempre un excelente vehículo para mostrar su óptimo momento vocal y con el que arrebató al público valenciano.

La mezzo madrileña, a punto de cambiar de década, demostró que su instrumento le responde sin reservas: por volumen, color y proyección, con sus tensiones e intenciones. Ella es una cantante de escena y no duda, incluso en recital, a sobreactuar el personaje, arrastrada por la partitura. Y es por eso que su carrera la ha llevado, en los últimos 20 años, a los más importantes teatros líricos (La Bastille, Scala de Milán, Carnegie Hall, Ópera de Berlín, La Fenice o el San Carlo). Su Carmen en Tokio, Tel Aviv o en Beijing ha quedado como referencia española del rol y el próximo año volverá al Liceu para asumir «la cieca» de La Gioconda, de Ponchielli.

En este formato atípico de su actuación, trufando arias y canciones, fue acompañada por los Solistas de Valencia, ensemble de tres cuerdas y tres maderas, a más del estímulo al piano por el siempre seguro y musical Antonio Galera. Responsable máximo del grupo es Roberto Turlo, oboe solista de la OV, junto a profesionales de larga trayectoria: Santiago Juan, al violín, Catalá al contrabajo, Bouché al cello, Salvador Martínez en la flauta y Alós al clarinete. Resulta arriesgado reducir a siete instrumentos toda la masa instrumental de un aria o la sutilidad del piano en una canción de concierto. Éstas últimas, Montiel las ofrece con más excesos que defectos en versiones alejadas del original, como quedó patente en un irreconocible Azulao, de Ovalle o en la Linda/Lenta moça, de Halffter. También llama la atención su tendencia a recrearse en muchos finales de frases con unos calderones inexistentes que, aunque evidencian su excelente capacidad de fiato, desvirtúan, gratuitamente, la línea escrita por el compositor, aunque en una legítima y convencida libertad de expresión.

Dicho lo cual, el concierto fue ovacionado brillantemente por el público, socios y amigos valencianos de la diva madrileña, premiada por la Comunidad de Madrid en 2007, por la Fundación Campoamor en 2011 y en 2015 por el Ministerio de Cultura. Terminó brindando, como en su anterior visita, un tango de Gardel, para a continuación bajar al patio de butacas y regalar sus violetas, como solían hacer Raquel Meller y la otra Montiel. Nos quedamos con las ganas de escuchar las canciones de Neruda, del norteamericano Peter Lieberson que, en pocos días, cantará en el San Carlos, de Lisboa. Será otra gran noche.

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