El panorama taurino permanece inalterado a los ojos del espectador ocasional desde hace más de una década. Cualquiera que eche un vistazo de tanto en cuanto a la cartelería de las principales ferias españolas advertirá una monótona continuidad en los planteamientos artísticos y empresariales. Los protagonistas de antaño lo son hogaño; las variaciones brillan por su ausencia y los alicientes resultan escasos para revitalizar un sector autocomplaciente y endogámico, que no sabe cómo gestionar el inmenso caudal recibido más allá del tópico castizo y la protesta seriada. Tan solo José Tomás es capaz de devolverle -aunque solo sea por unos meses- el protagonismo que alguna vez tuvo. Resulta paradójico que un torero al que el sistema maltrató en su esplendor sea quien le rescate de la irrelevancia social cada vez que se anuncia en cualquier punto de la geografía taurina. De norte a sur, de este a oeste, una legión de fieles seguidores acude puntual a la cita y los medios de comunicación del planeta entero se hacen eco de la efeméride, mientras que los detractores anhelan que el de Galapagar fracase para que todo vuelva a ser del color gris de la mediocridad reinante y puedan seguir manejando a su antojo. Algún día tendrán razón.
Mientras tanto, en apenas dos días, comienza la cita más importante del calendario taurino español: la Feria de San Isidro. Treinta y cuatro tardes seguidas, treinta y cuatro oportunidades para empezar la necesaria renovación y en las que se dilucida el cetro del toreo, al que este año aspira un joven peruano que debe liderar el relevo generacional y que ya ha conseguido colgar el cartel de «no hay billetes» casi un mes antes de la que se presume será su tarde más trascendental de las dos que tiene previstas en el ciclo: miércoles 23 de mayo, junto a Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante, frente a toros de Victoriano del Río. Previamente, habrá hecho el paseíllo el viernes 18 de mayo, en la corrida de Jandilla, acartelado con Padilla y Castella.
Otro de los jóvenes que interesa y que dejó su sello personal la pasada temporada en el coso venteño es Román Collado. El diestro valenciano apuesta fuerte en esta ocasión. Debuta pronto este año, el próximo jueves ante los toros de Fuenteymbro, acompañado por Joselito Adame y Garrido, para lidiar -una semana después, el 17 de mayo- el encierro de Juan Pedro Domecq con Finito de Córdoba y Luis David y finalizar su comparecencia ante los legendarios miuras el domingo 3 de junio junto a Rafaelillo y Pepe Moral. Toda una declaración de intenciones que esperemos obtenga el premio merecido, tras un inicio de temporada marcada por las cornadas de València y Sevilla.
La lista de novedades que aspira a dar la sorpresa -esa que Madrid desea alumbrar cada san Isidro- se antoja nutrida antes de que empiece la batalla. Apunten pues, también, a Ginés Marín, triunfador la pasada temporada y que necesita un golpe que relance su corta aunque prometedora carrera; José Garrido, Juan del Álamo, Álvaro Lorenzo, Pepe Moral y Emilio de Justo, sin olvidar a una de las promesas de la novillería madrileña que tomará la alternativa -la única del ciclo- el próximo viernes 8 de junio, con toros de Adolfo Martín y El Cid como padrino y Pepe Moral como testigo de la ceremonia.
