La compañía valenciana Teatro de la Resistencia lleva al Teatre Rialto de València «1789. En un universo paralelo», una obra que construye un «mundo distópico» ambientado en la Revolución francesa para «reflexionar sobre el presente a través del pasado». El texto cuestiona las bondades de las revoluciones, de las que la sociedad tiene una idea «romántica», y de los líderes políticos, que son unos «canallas».

Esta es la tesis sobre la que crece esta obra escrita y dirigida por el que fuera director escénico del Teatro Nacional de Sarajevo, Hadi Kuric, según explicó el propio autor ayer, acompañado por el director adjunto de Artes Escénicas del Institut Valencià de Cultura (IVC), Roberto García.

Hadi Kuric, Ana Kuric, Héctor Fuster, Alejandra Mandli y Miguel Seguí forman el reparto de este espectáculo que permanecerá en el Rialto desde este viernes y hasta el próximo día 27.

Kurich llegó con su familia a Vila-real como refugiado en su huida de la guerra de los Balcanes, donde vio cómo los vecinos de una localidad de la que no habían oído hablar se volcaban con «unos refugiados desgraciados». Esta circunstancia creó unos «lazos de por vida» que hicieron que estableciera la compañía Teatro de la Resistencia en esta población castellonense y no en una gran capital.

Desde Vila-real han desarrollado una actividad teatral durante 25 años en la que, según palabras de Hadi Kurich, en ocasiones ha creado pensando en el éxito de público que pudieran tener sus obras. Sin embargo, ha escrito «1789 En un universo paralelo» solo porque trataba una temática que le atraía.

Ha escrito «sobre el pasado para hablar del presente», dado que «la esencia de un ser humano es siempre la misma, indistintamente de la época». Así, basa la función en «momentos clave de nuestra historia», que han llegado a formar parte de «nuestro ADN social». En concreto, de una revolución, la francesa, «sangrienta y feroz», que «no puede cuajar sin la decisiva acción de personajes claves, líderes que guían, manipulan, adoctrinan o recurren a la violencia si lo consideran necesario». «Algunos de ellos están motivados por ideología, otros por patriotismo, por venganza o incluso por amor, pero todos comparten la misma suerte: una muerte violenta», relató el director escénico, que enfatizó que «controlar a nuestros líderes es lo mínimo que podemos y debemos hacer».

«Los políticos son unos canallas»

El autor cree que «en una inmensidad, los políticos son unos canallas». «Debes estar loco para creer que puedes llevar adelante a 40 millones de personas», apuntó Kurich, que ha diseñado una obra que cuestiona el concepto de revolución y apuesta por el de «evolución» frente a la «idea romántica que tiene la gente de la revolución». «Las revoluciones no son nada bonito; destrozan generaciones», aseveró.

De este modo, «1789. En un universo paralelo» aprovecha la Revolución francesa para hablar de «nuestro día a día, de la actualidad» en una obra «sobre la humanidad occidental y nuestra forma de ver el mundo».

Cuestiona también un mundo en el que «los líderes han empezado a tener demasiada importancia», lo que el autor considera «demasiado peligroso».