Romeo Castellucci, dramaturgo, artista plástico y escenógrafo italiano, es uno de los referentes del espacio teatral vanguardista en Europa. Actuará por primera vez en València en el Festival 10 Sentidos los días 16 y 17 de mayo en San Miguel de los Reyes. León de Oro en la Bienal de Venecia este artista, que no deja indiferente a nadie, presentará «Giulio Cesare. Pezzi Staccati», un espectáculo conceptual, en el que Castellucci recupera partes de su histórico «Julio César», que en los años noventa escandalizó y entusiasmó.
¿Cómo es su «Julio César», pieza con la que participa en el Festival 10 Sentidos?
No procede solo de la obra de Shakespeare, sino también de la Historia. Tomé algunos discursos políticos de los historiadores originales y de los latinos.
¿Cómo encaja su trabajo con el lema del festival, «Invisibles»?
La primera escena, en la que un actor muestra, utilizando un endoscopio, la parte oculta de sí mismo, las cuerdas vocales. Lo que es invisible aquí se vuelve visible. El espíritu del lenguaje se convierte en carne, músculo, operación, maniobra.
¿Alguna vez se sintió invisible?
Nunca. Solo mi sangre es invisible en mí, sin cortes en mi piel.
¿Debería el arte, por definición, ser provocativo?
No. Eso es demasiado simple, predecible y reductivo. Hago enigmas, no trucos. Prefiero ser un «escándalo». Deje que los pobres en ideas sean provocadores ...
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
En realidad nada en particular...
Leí que para usted si el teatro no es radical, no es teatro, es otra cosa. ¿Qué es?
Nada. El teatro tiene que ser radical según su naturaleza.
En España existe el dicho «una imagen vale más que mil palabras. En su caso, me imagino que más de mil.
Mil creo que es suficiente (ríe).
¿De dónde saca la inspiración?
No lo sé en absoluto. Lo siento. No tengo palabras para eso. Es una fuente de oscuridad, supongo.
Cuando la vida le da un revés, ¿dónde se refugia: en casa o en el teatro?
En casa, por supuesto.
