El director de orquesta Yaron Traub se despide hoy de la que ha sido su casa durante casi 13 años. El maestro israelí dirigirá hoy por última vez a la Orquesta de València, de la que ha sido director titular y director asociado en su último cargo, tras su renuncia en enero de este año. Traub fue sustituido de la titularidad por el valenciano Ramón Tebar al frente de la formación residente del Palau de la Música el pasado verano.

Tras anunciar su dimisión como asociado, a Traub (Tel Aviv, 1964) aún le quedaban tres conciertos pendientes con la orquesta valenciana y con los que ha cumplido religiosamente. El último de ellos tendrá lugar esta tarde a las 19.30 horas. Será entonces cuando el público del auditorio del paseo de la Alameda pueda decir adiós al maestro israelí.

Una oportunidad única ya que este será el último de la carrera de Traub frente a la OV. Así lo confirma el propio Traub a Levante-EMV. «Este va a ser mi último concierto, no voy a dirigir más a la Orquesta de València, ni la temporada que viene ni cualquier otra; es mi definitivo y último concierto con la orquesta», dice. Esta decisión responde, según el maestro, a un momento en el que «hay que saber poner punto y final a algo cuando se consigue con un largo e intenso trabajo». «Son cosas a las que no puedes volver en cualquier momento», asegura.

15 años de su primer concierto

Pese a esta definitiva decisión, Traub señala que esta está siendo «una semana muy emotiva y simbólica para mí porque en un mes hará 15 años de mi primer concierto con la Orquesta de València, en junio de 2003». Por eso, explica que «es un final muy redondo y muy conseguido, estoy muy contento y agradecido, pero también he de decir que estoy bastante preocupado porque tengo un concepto de orquesta basado en las formaciones de las capitales más importantes del mundo, y ahora se está tomando otra dirección para el proyecto», reflexiona. «Espero, y lo digo en tono positivo, que se mantenga el nivel alcanzado, a los buenos músicos de la orquesta y, sobre todo, el apoyo del público, que es uno de los mejores del mundo, muy conocedor y espero que siga apoyando a la orquesta en el futuro».

Aunque no quiere matizar las causas de su preocupación sí deja claro que no ha habido desavenencias con los dirigentes del Palau de la Música. «No hay nada personal». ¿Volvería si se respetara su proyecto o cambiara la dirección? «Hay un dicho que dice 'nunca digas nunca jamás', pero de momento es una decisión clara».

Echará de menos a la orquesta, pero «respeto que hay otra dirección, que espero que tenga éxito. Voy a seguir a la orquesta, porque la veo como algo muy mío, es un proyecto artístico de vida, le deseo lo mejor».

Aunque asegura que «no me cuesta despedirme, no creo que llore» hoy en la despedida, matiza que «a veces la música te emociona inesperadamente». En principio, no tiene pensado pronunciar hoy ningunas palabras al auditorio. Prefiere que la música hable por sí sola. Lo hará a través del «Concierto para piano y orquesta nº 21 en do mayor, KV 467», de WolfgangA. Mozart, y la «Sinfonía nº 9 en re menor, A 124», de Anton Bruckner.