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Exposición

Pinazo sale de la Academia y entra en la muralla

La antes conocida como sala de La Muralla del IVAM reabre bajo el nombre del pintor y con una exposición permanente sobre su faceta más innovadora

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Exposición de Pinazo en el IVAM

«Pinazo fue un artista valiente y con coraje que no quiso instalarse en el academicismo de la pintura burguesa. Con su inquietud, su deseo de innovar y romper costuras consiguió ampliar el concepto del arte». Son palabras del director del Institut Valencià d´Art Modern (IVAM), José Miguel G. Cortés, quien ayer presentó la exposición «El espíritu de una época: Ignacio Pinazo en la Colección del IVAM». La muestra -que reabre la antes conocida como sala de La Muralla y ahora rebautizada como sala Pinazo- reúne de forma permanente 200 obras del artista valenciano, de las 500 que conserva el museo. La exposición exhibe dibujos, lienzos y tablas, ordenadas en bloques temáticos y pertenecientes a la colección del centro de arte moderno.

Rompedor y contemporáneo

La exposición abarca toda la trayectoria del artista, desde 1870 hasta los primeros años del siglo XX, con el objetivo de mostrar su faceta más «rompedora» y con tintes contemporáneos, según explicó el comisario Josep Salvador. El título de la exposición responde a la visión naturalista e impresionista de Pinazo acorde con el espíritu antiacademicista que caracterizó su trabajo y la búsqueda de una nueva sensibilidad moderna, que alude a los factores temporales y espaciales que están presentes en sus investigaciones. En la época del artista se produjeron cambios de temas y técnicas que responden a un nuevo paradigma cultural y estético.

Aunque las primeras obras de Pinazo (València, 1849-Godella, 1916) son de corte academicista, pronto inició una línea pictórica propia que enraíza con el impresionismo, donde abundan los temas familiares y las escenas de la vida cotidiana, con un particular énfasis en la definición del espacio mediante el tratamiento del color y de los juegos de luces y sombras.

La exposición incluye trabajos de otros artistas en diálogo con las piezas de Pinazo. Entre estos artistas, destacan las obras de Esteban Vicente por su contribución a la nueva construcción del paisaje basada en los juegos cromáticos, de Joaquín Sorolla por su estudio de la luz, de Ernest J. Bellocq y Lewis Hine por su temática inconformista, así como de Mompó (Manuel Hernández Mompó) y Pascual Pérez Rodríguez por sus visiones urbanas.

El primer espacio de la exposición, que se estructura en cuatro bloques, muestra cómo la obra de Pinazo se caracteriza por el aspecto inacabado y un trazo caligráfico alcanzado tras un proceso de reducción y síntesis. Pinazo fue un precursor en la búsqueda de nuevos lenguajes al liberarse de las convenciones de la Academia para mostrar obras que registran impresiones fugaces.

El siguiente paso en la sala recoge obras en las que el artista, tras el ejemplo de Goya, construye los temas que le emocionan, busca la máxima autenticidad de la expresión, recurre a modelos para plasmar sus gestos más espontáneos. La originalidad y la autonomía de Pinazo se hace patente en obras con una depurada técnica y una gran profundidad psicológica. Aquí, para comparar su uso de la luz con el de Sorolla, se presentan las dos obras con las que cuenta el IVAM en su colección: Escena de playa (1899) y Ráfaga de viento (1904).

El tercer apartado demuestra que la obsesión de Pinazo por encontrar la mejor forma de plasmar el sentimiento en cada pintura le llevó a trazar una carrera singular, pero también, a la vez, a mantener una independencia y un aislamiento en València y en su casa de Godella. Por un lado, en sus retratos de la época, se aprecia un corte más clasicista, mientras que en los paisajes y en las escenas populares de Godella o de València surge el Pinazo más innovador, que abre paso a la pintura del siglo XX.

La muestra concluye una sección en la que se observa el interés de Ignacio Pinazo por la pintura costumbrista y, sobre todo, por el realismo y la pintura de paisaje que representaban las corrientes artísticas más avanzadas. Las pinturas del artista reflejan los cambios que vivió la ciudad de València en este período con varias reformas que la convirtieron en una urbe dinámica con nuevos paseos, apertura de nuevas calles y paisajes marítimos poblados por todo tipo de personas. En este apartado se encuentran sus conocidas pinturas sobre las mascletades, un tema sobre el que el artista trabajó en repetidas ocasiones.

Con esta exhibición, el IVAM abre de nuevo la sala Pinazo, anteriormente denominada sala de La Muralla, un espacio de más de 1.000 metros cuadrados, casi tres veces mayor que la galería 6 del IVAM, que -hasta la celebración del año Pinazo en 2016- llevaba el nombre del artista valenciano.

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