Cuando en 2016 expuso en La Nau sus «Cartografías de lo sublime», José María Yturralde (Cuenca, 1962) aseguraba que para él «pintar es como respirar» y que lo seguiría haciendo «intentando hacer visible la infinidad». Considerado como uno de los pintores más sobresalientes dentro de la tradición europea de la abstracción geométrica, director del departamento de pintura de la Universitat Politécnica de València (UPV) y académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, Yturralde recibió ayer el Premio Nacional de Artes Plásticas 2020.

El jurado del galardón, dotado con 30.000 euros, ha destacado su trayectoria por su «alto nivel de experimentalidad», que ha conectado arte y ciencia, su investigación espacial y formal, y su tarea docente.

Tras conocer la noticia, el artista aseguró que no se esperaba para nada el galardón pero que estaba «muy, muy agradecido». Respecto a las razones del jurado, Yturralde se reconoció como «uno de los pioneros de los que utilizaron la computadora» en el arte en España, y que su arte puede ser considerado experimental respecto a «intentar establecer un nuevo orden».

Yturralde pertenece a esa segunda generación del arte abstracto valenciano que, bajo la guía del crítico Vicente Aguilera Cerni, separó el proceso de concepción de la ejecución mecánica de la obra y defendió el arte como una comunicación entre el autor y el observador. Colectivos como Antes del Arte (del que el Yturralde fue miembro fundador junto Michavila, Ramón de Soto, Sempere, Teixidor, Eduardo Sanz y Francisco Sobrino) y el Seminario de la Generación Automática de Formas Plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, basaron su actividad en las estructuras de repetición modular y las combinaciones bipolares de lo positivo y lo negativo, entre otros conceptos.

A mediados de los años 60, el estudiante de la Escuela de Bellas Artes San Carlos de València viajó a Cuenca con Jordi Teixidor para entregarle sus obras a un comprador, el pintor Fernando Zóbel, fundador del Museo de Arte Abstracto Español, del que los dos jóvenes acabaron siendo conservadores agregados. Su interés por la tecnología se acentuó con su participación en los seminarios del centro de Cálculo de la Complutense de Madrid, que le introdujeron en el trabajo con ordenadores y le convirtieron en uno de los impulsores en España del arte cibernético. «En el momento en que me decidí por mezclar ciencia y arte estaba viendo una época del abstracto y lo figurativo que se estaba agotando y era más pasional que otra cosa», indicó ayer.

En 1975 recibió una beca en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) pero decidió regresar a València para dar clase ya que pensó que lo importante entonces era transmitir los aprendizajes que había adquirido, «devolver» todo lo que había aprendido. En 1978 participó en la 38 Bienal de Venecia con una de sus creaciones más célebres, las tridimensionales «Estructuras voladoras», y en los ochenta volvió al plano con una actitud más poética, sin dejar de ser constructivamente rigurosa.

Sus cuadros están presentes en colecciones del Museo Reina Sofía, el Ivam, el Museo de Arte Abstracto de Cuenca y en colecciones internacionales como el Museo de Brooklyn, MIT o la Fundación Hastings en Nueva York.

En sus obras más recientes se ha centrado en el estudio del color y su influencia sobre las emociones y el estado de ánimo, y en investigar «la capacidad expresiva» del mundo de las curvas más complejas, como las epicicloides. Las pinturas que Yturralde crea ahora en su estudio de Alboraia resultan agradables al primer vistazo, pero tras ellas encontramos un discurso que revela su interés por las filosofías orientales, por el plano intelectual y reflexivo y por la meditación.

yturralde, premio nacional de las artes plásticas. El pintor conquense afincado en València es uno de los pioneros en la conexión entre arte y ciencia 1 Yturralde en la inauguración de su exposición «Cartografías de lo sublime» en la Nau en 2017 F

2 «Figura imposible», serie de cuadros de 1974 F

3 Verdes, azules, amarillos, rojos y luz inundan sus últimas obras F