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Entrevista
Kiko Veneno Músico

Kiko Veneno: "Estoy cansado de ver la imbecilidad del mundo"

El artista catalán regresa a la isla con la Banda del Retumbe para presentar en Nits de Tanit su nuevo trabajo, ‘Hambre’, y repasar su temas más míticos

Kiko Veneno hará un repaso en Nits de Tanit a toda su trayectoria musical. / KIKO VENENO

A Kiko Veneno le ha gustado siempre experimentar e incorporar sonidos contemporáneos a su música sin renunciar a su esencia. Su nuevo álbum, ‘Hambre’, es un ejemplo de ello, como podrán comprobar los que asistan mañana a las 22 horas al concierto que ofrecerá con su grupo, la Banda del Retumbe, en el recinto exterior de la extensión de la Universitat de las Illes Balears (UIB) en Ibiza. El cantante catalán, que inaugurará con este concierto la octava edición del festival Nits de Tanit, habla del repertorio que ofrecerá durante una entrevista telefónica con Diario de Ibiza en la que no se muerde la lengua a la hora de hablar no solo de música sino también de cómo está el mundo.

¿Diría que el artista que se subirá este viernes al escenario de Nits de Tanit es un Kiko Veneno renovado, distinto del que el público disfrutó en las Pitiusas en su última visita, en 2016?

Renovado sí. Con unos años más, más experiencia y más gastado también. Pero las canciones son las mismas, igual que el país es más o menos el mismo y el mundo es igual o parecido.

"Vivimos a golpe de noticias falsas. La epidemia fundamental que tenemos es la de no querer saber"

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Igual, pero con una pandemia por medio…

Bueno, pandemias hemos tenido de todo tipo, de otras enfermedades, de consumismo, enchufismo, capitalismo, destrozo de la naturaleza, odio al inmigrante...Hemos tenido muchísimas pandemias, lo que pasa es que vivimos en un planeta muy dominado por los medios propagandísticos, que se dedican a presentar el mundo tal y como les interesa. Vivimos a golpe de noticias totalmente falsas y a golpe de desinformación. La epidemia fundamental que tenemos es la de no querer saber.

¿No no nos interesa ver la realidad?

A nosotros lo que nos interesa es estar tranquilos en nuestro sofá viendo a Nadal y que no nos cuenten nada sobre por qué los inmigrantes están muriendo en San Antonio, Texas, o en la valla de Melilla. No queremos saber nada del asunto y no solo eso, incluso a los inmigrantes que llegan aquí vivos los explotamos, los hacemos trabajar como esclavos y encima hacemos un partido político para echarlos…

De la actualidad seguiremos hablando después, pero volviendo al concierto de Ibiza, le quería preguntar si el repertorio se va a centrar en su último trabajo ‘Hambre’ o en repasar algunos de sus temas más clásicos.

Voy a hacer un repaso a mi trayectoria desde mi primer disco, el de ‘Veneno’, de 1977, hasta mi nuevo disco, ‘Hambre’. El público, por supuesto, va a escuchar mis clásicos, tengo que tirar de mi repertorio que para eso es tan bonito.

¿Le sigue apeteciendo a estas alturas cantar ‘Echo de menos’?

Bueno, no me canso porque son canciones bonitas. Cuando entono ‘Echo de menos’ y la gente la empieza a cantar, me da mucha felicidad y eso no te produce nunca cansancio. Es una alegría.

Con ‘Hambre’ da un paso más en el camino que inauguró con ‘Sombrero roto’. ¿Qué persigue en esta senda en la que funde los ritmos más primitivos y el flamenco con otros sonidos contemporáneos como la electrónica?

Mi intención es puramente musical. Quiero reinventarme y recrear esos sonidos y hacer música, hacer canciones, hacer poesía. Lo que intento es dejarme llevar por mi intuición para ver las cosas que me van sonando por dentro, no repetir procedimientos ya hechos y utilizar sonidos contemporáneos. Me gusta experimentar, intentar crear nuevos formatos, nuevas sensaciones sonoras.

¿Pretende también llegar a un público más joven introduciendo esos sonidos más modernos?

A alguna gente joven se consigue llegar, pero no es mi intención. La sociedad vive muy fragmentada desde la revolución pop de los 60 porque cada generación nueva necesita su música, su ambiente, su propuesta visual, su moda. Así que no es lo que pretendo de ninguna manera. Yo ya viví eso en los años 60, en mi juventud, y ya me dejé llevar por todo lo que mi generación ofrecía, por ese cambio tan fuerte que se produjo en la música en esa década. Eso cada generación lo puede vivir una vez. Como músico lo que yo intento es hacer cosas que vayan evolucionando con el tiempo, incluyendo los sonidos y las conquistas de las siguientes generaciones. Algunos músicos conseguimos salir de esa posición generacional y convertirnos en intergeneracionales o transgeneracionales. Lo que no puedo aspirar ahora es a ser vanguardia para la gente joven, sería una locura por mi parte.

Se lo preguntaba también por su colaboración con C. Tangana, con el que grabó ‘Los tontos’. ¿Qué tal fue la experiencia?

Seguramente cantaré este tema en Ibiza. La experiencia fue muy bonita y muy interesante musicalmente. Estoy muy contento de haber colaborado en cosas que han tenido tanto éxito y repercusión.

"Hemos suplantado lo que de verdad importa, la vida, por la apariencia y la superficialidad"

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¿De qué tiene hambre en su nuevo disco sobre todo? ¿De hacer bailar, de denunciar injusticias, de hablar de amor y desamor, de cantar a lo cotidiano…?

De poder expresar la vida a través de la música. Es el hambre que quiero reflejar en este título y aparte tengo otras muchas como las que has dicho…

El hambre de hablar sin tapujos creo que tampoco se le ha quitado…

Bueno, nosotros tenemos la posibilidad a través de las letras de expresar nuestras ideas y nuestro modo de pensar sobre cómo va el mundo y en ese sentido yo, como muchos otros músicos y otras personas que no son artistas, soy consciente de que el discurso informativo está monopolizado totalmente en una dirección, la que mantiene este sistema sin conciencia, de horror, de destrucción de la vida y del planeta, de falta de respeto por los derechos humanos... En mis letras intento referirme a lo cotidiano y centrarme en la música, que es algo bonito, algo que nos une. Lógicamente no puedo hablar de todo lo que he mencionado constantemente porque si no, no haría música, haría un discurso político y, además, estaría de mal humor todo el día. Procuro no estarlo porque para la música hay que tener un cierto grado de felicidad. Pero intento difundir esa felicidad con los ojos abiertos, sin intentar engañar a nadie.

Mi siguiente pregunta, en honor a uno de los temas de ‘Hambre’, era preguntarle de qué está cansado, pero creo que ya me la ha respondido.

Sí. Estoy cansado de ver la estupidez y la imbecilidad del mundo. Estamos preocupados nada más que del aspecto exterior de todo, del fitness, de los tatuajes, del qué dirán, de los likes...y la vida la estamos dejando pasar a un lado y, sin darnos cuenta, la estamos destrozando. Estamos acabando con el sistema de vida en el planeta. Lo único que nos interesa es el ja, ji, ja, ja, y hacernos una fotito y ponernos el modelito. Hemos suplantado lo que verdaderamente importa, es decir, la vida, por todo lo que no vale nada, la apariencia y la superficialidad.

"Hay muchísimos músicos que tienen que trabajar muy duro para poder llevar un sueldo medianamente digno a casa"

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Parece que el sector musical está saliendo de la debacle de la pandemia. Como ejemplo, este martes publicábamos en Diario de Ibiza que en España este año se podría batir el récord de festivales musicales. ¿Cómo ve usted el panorama?

Bien, yo en concreto tengo trabajo, pero no sé cómo está otra gente. La situación no es boyante para los músicos, es como en todo. Hay un pequeñísimo número de artistas que está en la cima, que gana mucho dinero y vive desahogado, pero detrás de eso hay un gran campo en el que se pasa mucha fatiga. Yo estaría en medio, pero hay muchísimos músicos que tienen que trabajar muy duro para poder llevar un sueldo medianamente digno a casa, y la mayoría no lo consiguen. Esa es la situación del sector musical. Es una industria muy mal organizada de cara a dar trabajo a los músicos. Para el público parece que está bien, pero la parte del pastel que llega a los artistas es muy insuficiente.

Pero esto ha sido siempre así.

Sí, pero con la pandemia, como ha ocurrido con el mundo en general, se ha acentuado esta desigualdad. Desde las décadas de los 70 y 80, que es cuando yo empiezo a estar en la música, la verdad es que esas diferencias han ido aumentando, subiendo peldaños. Con las nuevas tecnologías se ha acentuado también. Son poquísimos los artistas que tienen millones de likes y escuchas en Spotify y que ganan mucho dinero. Para que te hagas una idea, ‘Echo de menos’ tiene no sé si diez o veinte millones de visitas en Spotify. Eso a mí no me da dinero, solo algo testimonial, quizás diez o veinte euros al año. Esto es un sistema de latrocinio como todo, aquí unos pocos se llevan todo el dinero.

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