Tal como están las cosas, la Llotgeta de la CAM es, hoy por hoy, una excelente ventana abierta a esa generación de artistas valencianos que ya empieza a ofrecer producciones con cierta madurez plástica. Bajo la atenta coordinación de Pau Córdoba, dos son los sitios dedicados a tan interesante menestar: Vencill d'Art y Espai D'Art.

En estos momentos, la segunda planta del edificio de la Plaza del Mercado se encuentra ocupada por una magnífica exposición de Silvia Lerín, nacida en 1975, que es la número catorce de sus individuales, iniciadas el mismo año en que se licenció en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos con una muestra en Galería Cuatro, y a la que han seguido otras por diferentes ciudades españolas, así como las que periódicamente ofrece en Sophien-Edition de Berlín.

Desde prácticamente sus comienzos, he seguido la trayectoria de la artista, que apostó por la pintura basada en las formas geométricas y por una potente conjugación cromática. Geometría y color siguen siendo sus obsesiones, unas obsesiones que con el paso del tiempo, en el transcurso de la última década, se han ido depurando hasta alcanzar una esencialidad de peculiares resultados. La geometría establece el equilibrio de una composición en la que las tensiones cobran todo su protagonismo, conviviendo con unas atmósferas determinadas por el color y sus matices.

Por su parte, Joan Llobell (Teulada, 1967) ha tomado posesión de la primera planta de la Llotgeta, espacio pensado para muestras menos tradicionales. Al creador alicantino le conocí también cuando acababa de licenciarse en la Universidad Politécnica de Valencia y fui uno de los primeros que escribió sobre su obra, con ocasión de su individual en la Galería Parcual Lucas de Valencia (1992); fue en las páginas de Posdata, el suplemento de este periódico, y titulé aquel texto Del discurso irónico de Llobell. Un discurso muy diferente al que años después prefirió dedicarse, según noticias que me llegaban de Alicante, en cuya Facultad de Altea (Universidad Miguel Hernández) viene ejerciendo como profesor. Su discurso se ha trasladado al universo de la instalación que, en este Espai d'Art, le funciona admirablemente; universo en el que la iluminación juega un papel destacado como corresponde a toda escenografía que se precie.

La Llotgeta, Aula CAM, cuenta asimismo con un salón de actos en su planta baja, en el cual se llevan a cabo numerosas actividades. Allí, por ejemplo, el próximo 7 de enero, lunes, a las siete y media de la tarde, el profesor Blasco Carrasco presentará mi libro sobre el pintor alemán de largas estancias alteanas Uwe Pieper, libro recientemente publicado por Ediciones Aitana.

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