M. Mínguez, Valencia

El Ciudad Ros Casares asestó ayer una tremenda dentellada al Perfumerías Avenida de Salamanca en su lucha por el título de liga, con una victoria en mayúsculas, y recordó la diferencia tan abismal que a día de hoy existe entre ambos equipos. Un inicio explosivo, con el Ros Casares más letal que se ha visto esta temporada, desbordó de tal manera al Perfumerías Avenida de Salamanca que éste fue incapaz de anotar más de cuatro puntos en diez minutos. Los números, sonrojantes para el equipo salmantino, hablan de un Ros Casares en otra dimensión, y que con el triunfo de ayer acaricia el campeonato un año más. Se antoja complicado, visto lo visto anoche, que el Ros Casares dé un paso atrás mañana en el segundo asalto de la final, esta vez en Salamanca. A poco que el equipo de Isma Cantó se aplique con la misma intensidad en las tareas defensivas, y mantenga su habitual lucidez ofensiva, no tiene de qué inquietarse por más que el Perfumerias Avenida llene su pabellón.

El adversario de ayer, desdibujado, e irreconocible, pagó carísimos demasiados errores infantiles, impropios de quien ha disputado una Final Four. No sólo pecó de ello, también evidenció una falta de concentración injustificable durante gran parte del encuentro, especialmente en el caso de Michelle Snow, la gran referencia del equipo, y que falló todo salvo los tiros libres. El 28-4 al final de los diez primeros minutos habla a las claras del escalón que separaba ayer a uno de otro equipo.

Cuarenta puntos de ventaja

El paupérrimo rendimiento del conjunto salmantino sólo mejoró en el segundo período, donde anotó diecinueve puntos. En el tercer periodo ambos contrincantes acusaron la intensidad con la que se habían disputado los primeros minutos y bajaron el ritmo ofensivo, lo cual no impidió al Ros Casares alcanzar los cuarenta puntos de ventaja (70-30) e incluso superarlos. La meta, para el Ros Casares, parecía ser la de alcanzar el centenar de puntos, pero se quedó a las puertas.