En este oficio hay temas recurrentes y, por ende, sus correspondientes artículos reiterativos. A mi me ocurre con Hiddink, pero es que me lo pone a huevo. Guus se presentó en Barcelona con más kilos, la misma jeta, y la sobrecarga de chamba que siempre le protegió. La víspera del partido ante el Barça llevó a cabo su consabida campaña de autopromoción, anunciando a bombo y platillo que su equipo no se iba a encerrar atrás -"sería un suicidio; no sabemos jugar así"- y que asistiríamos a un choque con muchos goles. Uno de los fieles que aún le quedan por estos pagos a este prestidigitador, me advirtió: "Tu le tienes manía. Pero es un valiente. Y un revolucionario".

Un impostor y un gallina, le aclaré una vez acabado un partido que planteó de forma totalmente opuesta a como había alardeado. Sus fans califican esta maniobra de pícara estratagema. A mi me pareció una falacia infantil e inutil: Pep Guardiola no iba a modificar un milímetro su dibujo, se pusiera como se pusiese el holandés. En cambio, éste, se desdijo.Volvió a dejar claro lo infundado de su aureola de técnico atacante y vanguardista, desplegando sobre el Nou Camp un cerrojazo de los de antes de la guerra. De haberlo visto -¿quién sabe?- el sapiente Pasieguito habría dicho que la táctica consistió en diez atrás y uno defendiendo.

No le niego al planteamiento de Guus, ni legitimidad ni validez. Dios me libre. Lo que le reprocho a él y a sus parroquianos, es que promocionen sus virtudes y escondan sus vicios. Saber venderse es un arte pero también hay que acertar en la compra. Y hay gente que lo adquiere todo, hasta una burra coja.

El Barça, sin jugar su mejor partido ni estar en su noche más inspirada, le debió ganar al Chelsea con holgura. Pero su organización defensiva -antes que Hiddink, que sólo lleva en Londres un par de meses, pasaron por Stanford Bridge Mourinho y Scolari, dos expertos en la materia, no se olvide- fue impecable. Terry, Essien... Auténticos muros de cemento armado, impenetrables para un Barça falto de chispa, excesivamente embotellado en el campo rival. A Messi, el liberal Hiddink le puso encima un policía exclusivo, Bosingwa, y dos perros de presa, por si se le escapaba al primero. Pero sobre todo, la flor que cultiva Hiddink en salva sea su parte, se transformó, esta vez, en un todo un invernadero instalado en su popa. Un figura.

UN desmemoriado. Angel Torres, un tipo que goza de muy buena imagen mediática porque sabe trabajarse a fondo a ciertos periodistas madrileños, ha dicho de su nuevo técnico, el mítico Michel-Michel-Michel, que "no es un entrenador tocahuevos". No ni poc. Pregúntele a Carlos Valderrama. A parte de desmemoriado, el presidente del Getafe ha puesto fino a su ex, Víctor Muñoz. Ventajista.