Primero, el Gran Premio de Fórmula 1 de Valencia iba dirigido a los extranjeros o, a lo sumo, a españoles no residentes en la Comunitat Valenciana, o sea a los turistas. Iban a venir 200.000 personas, según pregonaban altos cargos de la Generalitat. Y así, se construyeron gradas para 112.000 personas. Después, en la segunda edición las previsiones bajaron: gradas para 75.000, pero todavía se justificaba la fecha que quiso darnos Ecclestone, con aquello de ser un GP para los foráneos, que llenarían la ciudad. Ahora, sin embargo, resulta que este gran y maravilloso evento se pasa al mes de junio, concretamente al día 27, para que lo disfruten los valencianos, que en agosto, se van fuera y «la mitad de la ciudad se encuentra cerrada por vacaciones para los turistas», Aspar dixit. ¿Cómo quedamos?.¿No era un GP destinaba a atraer visitantes a la ciudad?. Si la nueva orientación va destinada a los valencianos ¿quién llenará los hoteles y los restaurantes? Claro que los defensores del GP ya se han apresurado a asegurar que «los extranjeros que vienen en agosto vendrán también en junio"». ¿Están seguros?, porque si aciertan como lo han hecho hasta ahora lo tienen claro. No sé si es la fecha que pretendían o la que les ha dado el magnate de la Fórmula 1, pero en principio se me ocurren varios inconvenientes. Aparte de que la gente, mayoritariamente, estará todavía trabajando o estudiando (la Universidad está en pleno periodo de exámenes), el más importante es la cercanía con el GP de Montmeló, que es el 9 de mayo. ¿Hay mercado en España para la celebración de dos GP de Fórmula 1 en mes y medio? Como diría un agnóstico, lo dudo. En todo caso, no hay duda alguna en que si ya antes las dos competiciones se molestaban, ahora, con la cercanía de fecha entre ambas ese perjuicio aumenta.

No sé si se lo han pensado bien, porque una cosa es celebrar el GP en agosto, mala fecha deportivamente hablando para el espectador español, pero mejor desde el punto de vista logístico y otra en el mes de junio, con toda la ciudad a pleno rendimiento. Ya veremos qué pasa y cómo se lo toman muchos ciudadanos, que no estando de vacaciones les dificultarán durante 15 días el acceso a su quehacer cotidiano, porque cabe recordar lo obvio: que es un circuito urbano. Y Cheste a 20 kilómetros.

Por otra parte, ¿a que no saben con qué gran competición mundial coincide?. Pues con el Mundial de Fútbol, que se celebra en Sudáfrica entre el 11 de junio y el 11 de julio. Dentro de lo que cabe, ha habido suerte, porque no coincide como el primer GP, con la final de los JJOO. Solo se disputará la audiencia con los dieciseisavos de final. El domingo 27 de junio hay 2 partidos. ¿Y si juega ese día España?.

Lo cierto es que hace tiempo que ha cundido el desánimo, la decepción, el desconsuelo, la desilusión. Y todo ello se resume en el desengaño que les ha producido la Fórmula 1 a muchos de esos altos cargos de la Generalitat, que antes la ensalzaban. Y no digamos nada en Valmor, cuyos dirigentes están como locos por salir del marrón en el que les metió Camps. De momento se han soltado el lastre del canon, esos 18 milloncetes de euros, porque de lo contrario no seguían.

Se asegura que Aspar se quiere ir y centrarse en lo suyo, en las motos, pero no le dejan. Al menos, hasta las elecciones o el siguiente GP. ¿Y qué es de Fernando Roig? ¿Le han escuchado últimamente alguna declaración como presidente de Valmor? Casi todas las hace Aspar y a él se le ve en las fotos, pero no dice nada desde hace tiempo. Esa discreción, denota la desilusión que le ha causado la F1. algo que, lógicamente, desmentirá en público. Y del tercero de a bordo, el presidente de Bancaja, José Luis Olivas, ¿qué podemos decir?. Pues nada, que lo que diga Camps y máxime ahora que empieza el periodo de renovación de cargos.

Un día, les tengo que contar lo que se podría hacer con los 18 millones de canon para promocionar el deporte e, incluso, para hacer eventos deportivos mucho más rentables (por menos costosos) para la imagen de la ciudad y con un efecto publicitario mucho mayor. Como por ejemplo, el torneo de ajedrez entre Karpov y Kasparov, que habrá costado infinitamente menos que la F1, y hemos salido en todas partes. Ha sido una excelente idea. O como la final de la Copa Davis, por la que pujan otras tres ciudades. También tiene canon, pero no llega al millón de euros, más los gastos de organización. Sólo con la taquilla podría cubrirse y hay dos valencianos en primera fila (Ferrero y Ferrer). O como la final de la Copa del Rey de fútbol, que casi llenó los hoteles de la ciudad sin costar un euro a las arcas públicas. Así que, a ver si reina la cordura y compran lo que realmente vale la pena y no lo que divide a los ciudadanos y genera un montón de gastos y problemas.