El balón Jabulani, con el que se disputará el Mundial de Sudáfrica, ha empezado a protagonizar el torneo con división de opiniones, ya que mientras unos jugadores lo elogian, otros lo califican de pelota de playa o de supermercado, sin que falten algunos que ni saben, ni contestan. Aunque las críticas y los elogios pueden tener relación con la vinculación de patrocinio de determinados jugadores con la firma que fabrica el balón, lo cierto es que los español Iker Casillas y Xavi Hernández o los brasileños Julio César o Luis Fabiano no parecen contentos con la herramienta de trabajo que van a usar en Sudáfrica. Sin embargo, otros como el brasileño Ricardo Izecson Kaká están satisfechos, mientras que su compañero de equipo en el Real Madrid, Álvaro Arbeloa, señaló que era redondo, como todos.

En cualquier caso, el estreno de un balón siempre conlleva un periodo de adaptación en los partidos amistosos previos al torneo, ya que tradicionalmente la disputa de un Mundial ha supuesto la aparición en el mercado de un nuevo esférico, desde que el Telstar empezó a utilizarse en 1970, en México.

El balón compartirá protagonismo con los goleadores en el Mundial que va a comenzar y estará presente en todos los momentos mágicos de la competición. El gol puede ser bello o afortunado, de cabeza o de chilena, trascendente o intrascendente y aplaudido o llorado, pero siempre necesita de la pelota, el elemento más primario e indispensable de un deporte que se juega desde hace casi 150 años.

Como en todos los torneos desde hace cuarenta años, el balón que va a utilizar oficialmente la FIFA ha sido diseñado y fabricado por la firma alemana Adidas. El Jabulani fue presentado en sociedad hace seis, con motivo del sorteo de la fase final, que tuvo lugar el 4 de diciembre de 2009 en Ciudad del Cabo. Antes, durante la disputa hace un año en Sudáfrica de la Copa de las Confederaciones, ya fueron expuestos todos los anteriores modelos de balón que formalmente se utilizaron en las fases finales del Mundial desde 1970.

En aquella edición, en México, se empezó a jugar con el Telstar, que también se usó en 1974, en Alemania. Este balón dio paso al Tango en el torneo de Argentina en 1978 y que se mantuvo en España 82. El nombre del balón volvió a recordar al país organizador en 1986 y al disputarse el torneo nuevamente en México, se llamó Azteca, de la misma forma que el de Italia 90 fue conocida como Etrusco.

El Questra fue el de 1994 en Estados Unidos, mientras que el Tricolor de 1998 recordó a Francia como país organizador. Los dos últimos torneos se han disputado con el Fevernova (Corea del Sur y Japón, en el año 2002) y Teamgesit (Alemania 2006).

De tacto rugoso

El diseño del Jabulani parte de ocho paneles tridimensionales que conforman una esfera perfecta, según informó la empresa que lo ha diseñado. La pelota no es lisa al tacto y da una cierta sensación de rugosidad, aunque entre sus características más importantes se encuentran la estabilidad y la precisión.

En cuanto a su estética, quiere representar el colorido de África en general y de Sudáfrica en particular, donde conviven un total de once comunidades, por lo que está decorado con cuatro diseños triangulares conformados por once colores. Durante su presentación en diciembre, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, destacó su valor simbólico e indicó que "el juego no es nada sin ella y con sólo una pelota se puede llevar un mensaje de esperanza y cambio al mundo".

El 11 de julio, tras la final del torneo, el Jabulani habrá dado alegrías y disgustos y propiciado abrazos y decepciones, pero, por encima de todo ello, habrá sido el único protagonista compartido por todos los goles que se obtengan en esta edición de la Copa del Mundo.

De momento, sin embargo, está sometido a críticas y necesita que los jugadores se acostumbren a él, sobre todo los porteros, que son, por el momento, los menos satisfechos.