J

ose Mario dos Santos Félix Mourinho tiene el perfil de lo que Florentino Pérez quiere para su Madrid: un ganador, un hombre con respetable pedigrí futbolístico. El portugués llega al Bernabéu con orla del más listo de la clase. Pero es ave con dificultades para hacer nido. Su paso por los clubes en que ha trabajado han tenido finales polémicos. Siendo estudiante ya tuvo una pelea con el profesor de matemáticas y dejó las clases. Finalmente, empujado por su madre, maestra, terminó la carrera de Educación Física en la especialidad de Metodología del Deporte. Su padre fue portero y, posteriormente, entrenador. A su lado comenzó a trabajar y en su país entrenó al Sporting y Benfica. En éste club, a mitad de campaña pidió que le firmasen nuevo contrato por cuatro años y la negativa fue su argumento para marcharse. Salió del paro en el Unión de Leiria y a continuación fichó por el Oporto en el que se hizo famoso. Pidió grandes fichajes, se los concedieron y con nuevo equipo ganó dos Ligas, una Copa, una Liga de Campeones y una Copa de la Uefa.

Su salto fue al Reino Unido. Después de decir que ficharía por el Liverpool y no por el Chelsea, acabó en este club con el que ganó dos Ligas inglesas. Con el dueño de la sociedad, el ruso Román Abramovich, mantuvo constantes discusiones a pesar de que se contrató a todos lo futbolistas que pidió y entre ellos Drogba. Su primer contrato fue de 4.2 millones de euros y al año se le tuvo que subir a 5,2. Cuando llegó el Chelsea dijo una frase que le marcó: "No me llamen arrogante. Soy campeón de Europa y un tipo muy especial" a partir de ese momento fue bautizado como The Special One. us triunfos en el Chelsea le catapultaron al Inter, que le firmó salario de seis millones por tres temporadas.

Mourinho comenzó su carrera en España al lado del caballero inglés sir Bobby Robson. Era su mejor traductor en el Barcelona. Con posterioridad fue segundo de Louis Van Gaal. A su llegada al Madrid se le ha recordado la frase con que profesó barcelonismo: "Hoy, mañana y para siempre llevaré el barcelonismo en mi corazón". No es el mejor pasaporte para quien ha de decir que la ilusión de toda su vida era fichar por el Madrid. En el Bernabéu se le aguarda como un campeón, como el hombre que deberá cambiar el rumbo de las dos campañas en que el club ha acabado haciendo honor s su camiseta, o sea, en blanco. Mourinho deberá mejorar la imagen que dejó en el Camp Nou, donde además del autobús puso delante de su portería "os grandes expresos europeos" lema de los trenes coche-cama portugueses. En la final tampoco brilló el juego del Inter del modo que desea la afición madridista. Venció, pero no jugó mejor que el Bayern.

La llegada del nuevo entrenador, polémico, a veces irritante, exigente al máximo y con la pretensión de tener máxima autoridad en materia de fichajes, lo que eliminará gran parte del trabajo de Jorge Valdano, no tardará en crear discusiones dentro de la entidad. Para empezar, la primera batalla será convencer a Florentino de que debe fichar un puñado de jugadores a coste elevadísimo. Exigirá la salida de varios de los componentes del actual elenco lo que no será fácil porque sus salarios dificultan enormemente los traspasos.

Mourinho es partidario de defensas firmes y contragolpes rápidos. No parece que en sus sistemas esté integrada la exigencia de los socios madridista y que en palabra de Florentino Pérez se define como "la excelencia". Atentos a la pantalla.