Firmado el protocolo de recalificación del estadio Ciutat de València por el ayuntamiento de la ciudad, al Levante UD le falta la aparición de un comprador del terreno para que la jugada le salga redonda a medio y largo plazo. Con la firma de Rita Barberá, el club sale fortalecido para proponer su plan de pago a los acreedores, y así huir de la liquidación, pero el futuro económico del club está condicionado a la venta de la parcela de Orriols, convertida en 64.000 metros de techo edificable. Sólo cuando el Levante UD consiga traspasar el solar podrá comenzar a pensar en su nuevo estadio. El presidente, Quico Catalán, lo dejó claro el pasado lunes. La entidad centenaria no cometerá los mismos errores que el Valencia con el Nuevo Mestalla. "Hasta que no tengamos recursos suficientes para construir un nuevo campo, no empezaremos a construirlo", dijo.

Si el convenio de acreedores resulta satisfactorio y el club esquiva la quiebra, el Levante UD reducirá su deuda a cerca de la mitad el próximo mes de julio y pondrá fin al proceso concursal. El siguiente reto será la búsqueda de un comprador del suelo de Orriols, una operación difícil en la situación actual de crisis, como bien sabe el club vecino. No se ha hablado de números, pero los primeros cálculos cifran en 90 millones de euros el precio de venta del solar. Con ese dinero, el club zanjaría su deuda y tendría dinero de sobra para el nuevo campo. Un recinto para 15.000 espectadores costaría entre 20 y 25 millones de euros.