Desde que los administradores que controlan la economía del Levante UD le llamaron para ser presidente del club, Catalán no ha podido apenas saborear el privilegio que le supone el cargo a un «granota» de cuna como él. Empieza a hacerlo ahora, cuando los éxitos se asoman. Sólo con mencionar el ascenso, el pulso se le acelera.

Con el equipo tan cerca de primera y con la recalificación del estadio firmada, ¿a veces no piensa que está soñando?

Para mí ser presidente del Levante UD ya es un sueño, que se hizo realidad hace unos meses. Pero es cierto que toda esta vorágine de acontecimientos no me han permitido darme cuenta de lo que supone. Me considero un privilegiado. Es más un sueño que deportivamente, estemos ahí, peleando el ascenso, que el tema de la recalificación. Eso era un objetivo, un reto, que me propuse desde que soy presidente. Me siento muy satisfecho por los esfuerzos, pero también es cierto que nos quedan dos meses muy duros de trabajo en los despachos.

¿Va a subir el Levante UD a primera?

Tenemos una oportunidad muy buena, histórica, y hay que aprovecharla. El destino ha querido que el año del Centenario se nos brinde la la posibilidad de coger un tren que es importantísimo para el futuro de este club. El ascenso sería subir cinco peldaños de golpe sin dejar la humildad y la coherencia. Nos daría un impulso para recuperar muchos valores.

¿Está preparado el club para sobrevivir en la Liga BBVA?

Tenemos que saldar una deuda muy grande durante cinco o seis años, eso es innegable. La gestión no puede desviarse y el objetivo es seguir sacando el máximo rendimiento al presupuesto deportivo. Si los profesionales como el director deportivo, Manolo Salvador y el entrenador, Luis García, han sabido sacar provecho a una de las plantillas con el presupuesto más bajo de la categoría, ¿por qué no vamos a ser capaces mantenernos en primera con un balance ajustado? Además, el fútbol ya no es lo que era. Las gestiones tienden a ser más equilibradas y coherentes.

Debe consolar ver cómo está el panorama general… El último en caer ha sido el Mallorca.

Todos tenemos problemas y lo que manda ahora es ser mejores en la gestión y la administración de recursos. Y ahí ya estamos entrenados. En el fútbol ya no se pueden cometer barbaridades.

Se habla de quitas, de convenios de acreedores… Que lo entienda la gente: ¿Cómo pinta el horizonte del club?

La amenaza de disolución siempre está ahí, porque la situación es muy delicada. Y seguirá estando presente aunque se apruebe el plan de pago con los acreedores. Pero con el convenio urbanístico en marcha, el escenario es diferente. Tenemos las garantías y los avales para poder ofrecer a nuestros acreedores un convenio creíble, acorde la situación del club, y comenzar a saldar la deuda. Es el primer paso.

El Levante UD ha pasado de ser un mal ejemplo a un modelo de gestión...

Es verdad que este club llegó a una situación límite. Tampoco creo que hayamos pasado del infierno al cielo de una forma tan rápida. Pero si que es verdad que hemos logrado un objetivo prioritario como recuperar la credibilidad en un corto espacio de tiempo. Era indispensable abrir el club a la sociedad, transmitir valores y devolver la confianza. Algo se ha avanzado, queda mucho por recorrer, y estamos en un periodo de transición. Ese nuevo Levante UD tiene que empezar a verse a partir de julio, cuando superemos el compromiso de los acreedores.

¿El futuro pasa por la venta de la parcela del estadio?

Eso es lo que nosotros contemplamos ahora. Otra cosa sería que el Levante UD siguiera creciendo, con el ascenso, consolidándose después en Primera, de forma que se generaran recursos y que no dependiéramos sólo de esa venta. Pero hoy entendemos que no podemos construir un club de futuro sin esa recalificación.

En serio, ¿ve factible vender pronto el solar?

La crisis existe y es más acuciante. Pero también es verdad que el suelo que tiene el Levante UD es atractivo, interesante, en un barrio moderno de la ciudad, en una zona en expansión. Esta parcela tiene muchas posibilidades. Lo que no vamos a hacer es malvender, sino esperar para sacarle el máximo rendimiento. No tenemos prisa en venderla, porque esperamos generar recursos.

¿No se está hablando demasiado pronto del nuevo estadio?

Sí . Fui claro el día de la firma del protocolo. Dije que el primer objetivo es saldar la deuda y después pensar en el nuevo estadio: características, número de espectadores, zona, etc. No vamos a dejar ese proyecto en un cajón, pero ya lo abordaremos.

Sinceramente, ¿cree que sin la llegada de esta crisis los proyectos de Juan Soler y Pedro Villarroel habrían salido adelante?

Es una pregunta con trampa. Por supuesto que sí, pero eso no significaba mal utilizar tus recursos. Es verdad que tanto al Valencia como al Levante UD la crisis inmobiliaria les ha afectado de una forma especial. Pero eso no justifica el hacer uso de recursos futuros sin tenerlos. Hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades, esperando una operación inmobiliaria. Con respecto a Pedro, creo que ha sido capaz de lo mejor y lo peor. Bajo su gestión, el club estuvo en uno de los mejores momentos de su historia, pero también es verdad que su exceso de afán levantinista provocó que el club entrara en una situación delicadísima. Se le pueden achacar muchas cosas, pero no se puede negar que su levantinismo siempre estuvo presente. Pero también es verdad que esa locura por el club le llevó a dejar de lado la seriedad en la gestión.

¿Tiene contacto con él?

No, hará dos o tres años que lo perdí. Pero tengo que dejar claro que ha sido invitado a todos los actos del Centenario. Seguro que se alegra muchísimo si subimos.

¿Hubo alguna oferta por la compra del club el verano anterior?

Hace un año, antes de que la Fundación fuera la máximo accionista, había algún grupo interesado. Olvidando episodios como el grupo de Tomelloso o el de José Rábade, hubo dos grupos que mostraron interés. El problema estaba en las garantías que pedía la administración concursal, que era un proyecto deportivo, económico e institucional serio y que ofreciera tranquilidad. Y se entendió que ninguna oferta ofrecía esas exigencias innegociables.

¿Volverán las ofertas ahora?

Lógicamente, el Levante UD está entrando en valor. Cada día que pasa, vale más. Socialmente es más reconocido, deportivamente está ahí, con una deuda clara y transparente, un protocolo de recalificación, un convenio de acreedores a la vista... hay mucho potencial. No me extrañaría nada que esto fuera un atractivo para algunos inversores. En manos de gente que quiera hacer las cosas bien, que respete el sentimiento, a mí no me importaría.

¿El grupo de Tomelloso era trigo limpio?

No lo sé. La sensación que ha quedado es que era gente desconocedora total de lo que es un club de fútbol , del Levante UD y de la ciudad. Yo detecté cosas que no veía claras.

Lo dice un levantinista de cuna...

Sí, venimos cuatro generaciones al campo, desde mi abuelo, que tiene 90 años. Empecé a ir al campo, de muy pequeño, de la mano de mi padre, mi abuelo, mi tío. La época que más recuerdo es la de los 80, de Cruyff, de Latorre, Campuzano... Entonces no vivía en Valencia, pero veníamos mucho. Mi padre, con 63 años, nunca ha dejado de tener el pase del Levante UD, a pesar de haber vivido fuera unos cuantos años por el trabajo.

¿Cuántas veces le ha hecho llorar el Levante UD?

Muchas.Una de las últimas fue tras la victoria decisiva en Cádiz, en 2004, semanas antes del ascenso, porque se veía ya hecho. Volví con el equipo en el avión, como consejero, y no sé como aguantábamos allá arriba, con los saltos que dábamos todos. Y en las las celebraciones del ascenso, por supuesto. Pero también me ha hecho llorar de tristeza, como en el descenso aquel en Soria. Esta temporada el equipo también me ha emocionado varias veces.

¿Se ha imaginado cuál va a ser su reacción en caso de conseguir el ascenso?

No lo sé... pero si se produjera, no quiero ni pensarlo... (silencio). Sueñas con ese momento, pero por otro lado no quieres pensarlo... porque el fútbol es tan grande y tan ingrato a la vez, que te da miedo quedarte en la orilla. Si subimos, seguro que me quedaré sentado y la emoción me derrumbará, seguro.

Pensará en su padre...

En mi familia, claro... en mi abuelo, porque él permitió que fuéramos del Levante UD. Y en mi padre de forma especial, porque hemos vivido momentos muy duros en los últimos años por una enfermedad que ha superado. He pasado con él mucha horas metido en una habitación de hospital, cuando la situación del Levante UD no era buena, y es una alegría pensar que estás siendo el presidente, con tu padre como consejero a tu lado. Habrá, claro, una dedicatoria especial a mi mujer y a mis hijos, porque estoy hipotecando muchas horas por el Levante UD. También me acordaré de tres señores que un día me llamaron y me ofrecieron la posibilidad de volver a mi casa, que son los tres administradores. Pero para eso tenemos que subir y aún nos falta un paso.

Prometió no regalar entradas y lo ha cumplido. ¿No le dieron ganas de hacerlo en los últimos partidos?

Yo cuando doy la palabra, la intento cumplir. Yo me debo a los más fieles. El primer beneficiado debe ser siempre el abonado. Si yo perdiera eso, me quedaría sin la credibilidad de los aficionados.