Nunca un ascenso a Primera tuvo, seguramente, tanta trascendencia como el alcanzado por el Levante UD el pasado domingo. El salto a la Liga BBVA supone un reimpulso vital para la entidad de Orriols, que ha enseñado al mundo del fútbol el camino a seguir en estos tiempos de crisis. Condicionado por el proceso concursal que le rescató de la quiebra el pasado año, el club "granota" ha tomado la bandera de la austeridad con una firmeza inesperada. El resultado ha sido extraordinario. Con un presupuesto de 8,5 millones de euros, uno de los diez más bajos de la Liga Adelante, la entidad ha dado un ejemplo en la administración de recursos. El ascenso tiene, además, un efecto exorbitante para su economía: El Levante UD doblará los ingresos en Primera, pero apenas incrementará sus gastos.

El Málaga y el Sporting de Gijón marcaron el camino que sigue el Levante UD. Ambos subieron a Primera, en los últimos años, tras superar un proceso concursal. El equipo andaluz lo hizo en circustancias similares a las de la entidad que preside Quico Catalán. Sólo le faltaban una semanas para llegar a un acuerdo con sus acreedores y dar por cerrada la intervención judicial. En los dos casos, el salto a la élite supuso un estímulo fundamental para su supervivencia. Tanto el Málaga como el Sporting siguen, desde entonces, en la Liga BBVA, reforzados económica y socialmente.

Pero la gesta del Levante UD es mayor que la de sus predecesores si atendemos a los números. Su deuda, de 93 millones, triplica a la que entonces tenían Sporting y Málaga y supera a la del Mallorca (60 millones), el último club en declarar la suspensión de pagos. El sacrificio deportivo también ha sido mayor. El actual entrenador, Luis García Plaza, se encontró con una plantilla sin formar cuando llegó al equipo durante el verano de 2009. Con fichajes a coste cero y cesiones, el secretario técnico, Manolo Salvador, construyó un equipo desde la nada. Un grupo construido con muchos futbolistas desechados por otros equipos, con sueldos que rondan los 150.000 euros.

La línea de la frontera que separaba el ascenso de la continuidad en Segunda era muy gruesa. De no haber ascendido, la limitación de ingresos y el plan de viabilidad establecido habría obligado al club a reducir el presupuesto en un 50 por ciento. Habría significado la marcha del entrenador y de un buen número de jugadores, con lo que las perspectivas habrían cambiado sustancialmente de cara a un futuro ascenso.

Dar el salto a la liga de las estrellas supone una lluvia de millones de euros para la caja del Levante UD. Sólo por el contrato de televisión, la publicidad y el incremento de abonados, los ingresos se doblarán. El Levante UD tiene firmado un acuerdo con Mediapro hasta 2011, productora que le pagará 11 millones de euros. Pero el plan de ahorro no permitirá el más mínimo despilfarro. El presidente, Quico Catalán, lo ha repetido hasta la saciedad. No habrá ningún gasto altisonante. Se acabó el despilfarro. Las nóminas de los futbolistas subirán con mucha moderación con respecto a la temporada recién terminada. El premio ya lo han conseguido: El club adelantó 1,5 millones de euros del próximo curso en concepto de prima por el ascenso, tal como quedó pactado hace dos meses.

La recalificación es el otro pilar

El desafío, ahora, es sobrevivir en Primera con, probablemente, el presupuesto más bajo de la categoría. Pero al Levante UD le avala la continuidad del grupo. "Hay un colectivo muy compenetrado y el estilo del equipo está definido", aseguran desde el cuerpo técnico. El club también apuesta por Luis García Plaza, el entrenador del ascenso, para jugar en la liga de las estrellas. Una decisión que nada tiene que ver con la tomada en los dos anteriores éxitos, de 2004 y 2006.

La recalificación del estadio es el otro pilar que sustenta el futuro financiero de la entidad, a la que sólo le queda un obstáculo para esquivar definitivamente la amenaza de la liquidación. Los tres administradores concursales -Vicente Andreu, Celestino Aparicio y Mariano Durán- tienen preparado la propuesta de pagos a los acreedores, que será entregada a finales de esta semana. El 28 de julio, el Levante UD jugará su último "partido" antes de entrar con pleno derecho en la Liga BBVA. Es la fecha elegida para la Junta de Acreedores, que deberán aceptar cobrar el cincuenta por ciento de la deuda y en un plazo no superior a ocho años. Como el pasado domingo, todo está a favor del colectivo "granota". Una vez superado el compromiso, el Levante UD tendrá dos retos por cumplir: Sanear su deuda con una política de total austeridad y ganar adeptos para la causa y mantenerse en Primera División.