China no está presente, como de costumbre, entre las selecciones participantes en el actual Mundial de Sudáfrica, pero eso no significa que no haya aportado, de las más variadas maneras, su grano de arena a la gran cita futbolística. Dos de sus contribuciones son muy llamativas, ya que el insufrible sonido de las vuvuzelas, esas trompetillas que suenan sin cesar durante todos los partidos y apagan cualquier cántico o música que intente alegrar el ambiente, son en parte responsabilidad de los chinos, que exportaron este "terrible" instrumento a Sudáfrica hace cosa de 10 años.

En China, afortunadamente, estos instrumentos no suelen sonar en los estadios, donde se prefieren los platillos y gongs que en el país se usan desde hace siglos en los espectáculos. Pero el país asiático es un incansable exportador de productos plásticos de bajo precio, y África, que es uno de sus mercados más agradecidos, se quedó con sus trompetillas. También son "made in China" otros productos que los aficionados sudafricanos o de otros países se llevan al campo para animar a sus equipos, por ejemplo las banderas de distintos tamaños y colores que se venden fuera de los estadios.

Otra aportación china que puede advertirse con facilidad en muchos partidos, aunque mucho menos molesta, es la publicidad que en las bandas tiene una compañía, Yingli Solar, la primera firma de China que patrocina un Mundial de fútbol en la historia. Yingli, que tiene fábricas en España, está especializada en la energía solar, y es también la primera compañía de energías renovables presente en una cita mundialista.

Al menos otra empresa china, en este caso una de las más grandes del país, participa en el Mundial, aunque de forma más discreta: se trata del gigante de las telecomunicaciones Huawei, que en cooperación con MTN suministra a los periodistas los aparatos necesarios para retransmitir por Internet sus informaciones.

Otra aportación de la que los chinos quizá no se sientan tan orgullosos son las falsificaciones de camisetas, mascotas del Mundial y otros productos con derechos de la FIFA o de las marcas deportivas más conocidas que en Sudáfrica, como en muchos otros países, verán como muchos compradores prefieren el bajo precio de las copias chinas a la calidad.

La mascota y el diseño chino

También podrían haber sido chinos, aunque finalmente no ha sido así (o no del todo), los peluches oficiales de Zakumi, la mascota del Mundial, ya que en principio una factoría china, Shanghai Fashion Plastic Products, había sido subcontratada para fabricarlos. Sin embargo, temores a que esa fábrica china utilizara mano de obra infantil en sus factorías o sometiera a sus trabajadores a condiciones de trabajo excesivamente duras motivaron, pese a que la firma lo desmintió, que la organización cancelara el acuerdo y redirigiera la producción a talleres locales.

En cualquier caso, la aportación china a los Mundiales es un reflejo de la creciente presencia del país asiático en África, uno de sus mercados prioritarios para productos e inversiones, y un continente donde, precisamente, ha construido o construye varios estadios, especialmente en países donde tiene más intereses económicos. Cerca de Sudáfrica, por ejemplo, en la vecina Zimbabue, China remodeló este año el estadio de la capital, Harare, con capacidad para 60.000 personas y que el propio país asiático construyó en 1987. Y de diseño y construcción china fueron también algunos de los estadios angoleños donde se disputó la Copa de África, a principios de este año.