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La desesperación en el Ontinyent era ayer más que evidente y justificada. Se veía en las caras, en los cuerpos echados en el suelo y hasta en las palabras malsonantes, pero sobre todo, en las declaraciones entrecortadas por los sollozos del entrenador, Toni Aparicio, o de varios jugadores: «Nos han atracado». Esta fue la frase que más veces repitió Aparicio en la sala de prensa, quien añadió que el colegiado de ayer «tiene que estar desterrado del arbitraje porque ha jugado con lo sueños de un equipo humilde». Aparicio se mostró tremendamente afectado «por la manera en que nos han robado» y dijo sentirlo sobre todo «por los jugadores y por los aficionados» que ayer se desplazaron de forma masiva a Alcorcón. El técnico del Ontinyent apenas tuvo ganas de atender a los medios y abandonó la sala repitiendo: «Nos han atracado».

Por su parte, jugadores como Manrique, llorando, sólo acertaban a decir: «Es muy injusto», mientras que Matas denunciaba: «Hay cosas contra las que no podemos luchar» y Rubio cargaba contra la Federación: «no quiere que un equipo con césped artificial esté en Segunda y hasta que no lo ha conseguido no han parado». También indicó que le pareció «una falta de respeto a los profesionales el comportamiento del árbitro que ha jugado con la manutención de mucha gente y esto alguien tiene que denunciarlo». El ex portero del Valencia, David Rangel dijo «sentirse hundido» porque el penalti no ha sido, porque el tercer gol «es manos y fuera de juego y esto son sólo algunos ejemplos de todo lo que nos ha perjudicado». En esta línea, el central Raúl Muñoz, señaló: «Si vienes aquí y te ganan justamente lo asumo, pero en todas las jugadas cruciales el árbitro ha tenido una decisión decisiva. Entendería que se equivocara varias veces pero tantas no».

Mientras tanto, el entrenador del Alcorcón José Anquela decía «no entender» las quejas de Aparicio e iba más allá: « No nos ha beneficiado en nada, es increíble que digan que nos han atracado». Al finalizar el partido, los incidentes fueron casi inevitables y provocaron incluso la detención de un aficionado del Ontinyent.