Este fin de semana teníamos la difícil papeleta de correr en un circuito nuevo en el que no teníamos referencias de ningún tipo con nuestra moto. Cuando las cosas se ponen complicadas, se ponen de verdad porque en el primer entrenamiento del Gran Premio se puso a llover y no pudimos dar casi vueltas al trazado de Silverstone. Hasta el año pasado disfrutábamos de cuatro sesiones de entrenamientos (dos libres y dos cronometradas) además el warm up del domingo. Pero con el tema de la reducción de costes, la organización optó por quitar uno de los entrenamientos del viernes.

De cualquier manera todavía tuvimos un contratiempo más y es que durante la disputa del único entrenamiento cronometrado me salí de pista a más de 180 km/h con la fortuna de no caerme pero con la mala pata de romper la llanta delantera y el amortiguador de dirección de mi moto. Pude volver al box pero no había tiempo de nada más, por lo que me tuve que conformar con salir desde la posición 32: ¡8 fila de parrilla!

Me planteé el Gran Premio de ayer como una carrera de fondo, marcándome un ritmo que me permitiera llegar hasta la zona que da derecho a sumar puntos, porque saliendo desde tan atrás era una locura pensar en más. Pero otra vez la suerte se volvió en contra pues cogí un charco de aceite que había dejado la moto de Karel Abraham y ahí finalizó mi carrera. Bueno la mía y la de seis pilotos más que cayeron en este punto.

Desde ese preciso instante mi mente está puesta en Assen, siguiente carrera del Campeonato. En Assen y en Barcelona necesito hacer buenos resultados. Lo deseo a toda costa. Tengo la moral intacta y mi equipo está a tope conmigo pues ha analizado todo lo que ha pasado este fin de semana y ahora, más que nunca, estamos a tope para las siguientes carreras. Espero que todo salga bien en las próximas pruebas, porque más mala suerte que la he tenido en Silverstone es difícil que se vuelva a repetir..